Sassoon David Sassoon llegó a Londres en el momento más providencial. Miembro de una exitosa familia de mercaderes judíos originaria de Bagdad, el negocio del algodón en Gran Bretaña durante la Guerra Civil Americana le permitió hacer fortuna y que sus hijos vivieran una vida relajada y dedicada a las artes, sobre todo Alfred. Alfred pudo así conocer a Theresa Thornycroft, de una familia de terratenientes, ingenieros y famosos artistas, como su hermano Hamo. Profundamente enamorados y a pesar de que para Alfred supondría acabar desheredado por relacionarse con una gentil, en 1884 se casaron. De este matrimonio nacieron tres hijos, Michael, Hamo y entre los dos, el 8 de septiembre de 1886, Siegfried, así llamado por la pasión de Theresa por las óperas de Wagner.
Siegfried vivió así la influencia de dos orígenes familiares muy dispares y también del entorno en el que vivían, la casa familiar, Weirleigh, en Kent, una casa señorial con magníficas vistas al Weald. Esta casa y sus jardines crearían un amor por la naturaleza siempre presente en Sassoon.
Cuando Siegfried tenía apenas cuatro años la relación de sus padres se vino abajo. Alfred dejó de vivir con la familia y se limitó a visitas semanales en las que Siegfried se dio cuenta de la incomodidad y la tristeza y de los encierros de Theresa en su habitación mientras Alfred estaba en casa. Aunque Siegfried siempre atesoró los recuerdos de su padre, tanto los pocos momentos con él como los objetos que dejó atrás en casa, esta ruptura hizo que siempre estuviera muy apegado a su madre, un sentimiento mutuo ya que Theresa le consideraba “su segunda persona”.
Theresa era una madre muy protectora y no estaba convencida de llevar a sus hijos a internados, con excusas como que tenían una salud delicada. Así Siegfried y sus hermanos se educaron primero en casa, con una calidad de la formación un tanto regular. Esto al menos les permitió disfrutar de una infancia en los jardines de la casa, incluso con una caseta de ladrillos construida por ellos mismos.
A principios de 1894 Alfred Sassoon enfermó gravemente de tuberculosis. Falleció el 18 de abril de 1895. Siegfried quedó tan afectado que no le permitieron ir al funeral.
Poco después de la muerte de su padre Siegfried contrajo una neumonía que le dejó convaleciente durante meses. Cuando mejoró en mayo de 1896 su madre hizo que le pusieran una tienda de campaña en el jardín, donde Siegfried pasaba los días. Rodeado de naturaleza y en soledad descubrió su vena poética.
Dado este problema de salud, Theresa se vio reforzada en sus temores y siguió impidiendo que sus hijos fueran a un internado. La escolarización continuó con un tutor en casa, el Sr. Moon, un hombre tranquilo y de maneras suaves. La formación continuó siendo irregular. En deportes en cambio Siegfried comenzó a despuntar, gracias al cochero de la familia, George Thomas Richardson, que le introdujo al cricket. Tom fue una de las diferentes figuras paternas de la vida de Siegfried con las que intentó llenar el hueco dejado por su padre. Tom también le enseñó a montar a caballo y a perfeccionar su estilo. En 1898 Siegfried ya sabía montar un caballo de caza, Sportsman.
Con el paso del tiempo lo que parecía una unión indisoluble entre los hermanos se fue deshaciendo. Michael y Hamo tenían una mentalidad más práctica y con gustos más orientados a la tradición ingeniera de la familia materna. Siegfried pasó así más tiempo solo y se volcó en la poesía. Entre 1896 y 1899 completó cinco volúmenes de poemas, poesía juvenil sin mucho a destacar, aunque en ella ya se ve su absoluta pasión por las palabras, su sonido y su impacto visual.
Weary and grey, dawn and day
And the mists of morning rose.
Damp and dark, and weary lark
As the shades of evening close.
Cansado y gris, amanecer y día
Y las nieblas de la mañana se elevaron.
Húmedo y oscuro, y una cansada alondra
Cuando se cierran las sombras del anochecer.
La formación en casa no podía ser eterna, así que finalmente Michael fue a una prep school. Theresa vio las lagunas en la formación de sus hijos y buscó un tutor más completo para Siegfried y Hamo, El Sr. Hamilton. Hamilton fue un contraste absoluto con el tutor anterior. Masculino, deportista y enérgico, despreciaba la poesía sentimental, lo que provocó en Siegfried un parón en su creación, causada también por las clases más estrictas que no le dejaban tiempo. Comenzó así una dualidad que acompañaría a Sassoon toda su vida: un mundo exterior deportista y social y un mundo interior solitario y poético.
Llegó 1900 y Hamo insistió en que había que hacer algo simbólico por el nuevo siglo y el fin de su infancia. Quemaron la caseta. Pero por simbólico que fuera el acto, Siegfried jamás dejaría atrás esos años y sus recuerdos.
Y llegó así el momento de que Siegfried también pasara por la escuela. Asistió a la New Beacon Prep School, con resultados no muy brillantes pero aceptables y disfrutando enormemente del cricket. Terminados los dos cursos de prep, fue al colegio Marlborough. Llegaba dos cursos tarde y con conocimientos básicos, pero consiguió apañárselas. Su mente imaginativa, nada adaptada a la pedagogía de la época, no era la ideal. Y afortunadamente, lejos ya del Sr. Hamilton, recuperó su inspiración poética.
En febrero de 1902 contrajo un sarampión que provocó una infección bacteriana y una doble pulmonía. Su madre se presentó en el colegio para cuidarlo y estuvo al pie de su cama durante semanas tratándolo, lo que probablemente salvó su vida. Otros cuantos compañeros del colegio no tuvieron tanta suerte. En la Europa de hace 120 años podían morir de un sarampión incluso jóvenes de clase acomodada, un hecho que los antivacunas deberían grabarse a fuego.
Marlborough fue por supuesto también lugar para continuar con el cricket y donde además comenzó su interés por coleccionar libros, afición que duró toda su vida y que se le dio bien visto lo que llegó a cotizar a su muerte su biblioteca en Christie’s y Sotheby’s.
Terminado Marlborough con resultados pobres, estaba claro que Sassoon necesitaba otro año preparatorio para tener alguna posibilidad de entrar en Cambridge. Pasó así otro curso en Henley House con buenos resultados y consiguió ser admitido en Cambridge en el Clare College.
Cambridge resultó ser un fracaso. Sassoon no tenía ni la disciplina ni la motivación, pero no era una cuestión de madurez, era su temperamento poético. Era inteligente y trabajador, pero siempre y cuando se tratara de trabajar con su imaginación. No era lo adecuado para estudiar Derecho como sugirió su tío Hamo, hasta el punto que acabó haciendo perder los papeles a su profesor de Derecho. El tutor sugirió pasarse a Historia, y cuando las clases tenían aspectos novelescos bien, pero a la hora de enfrentarse a fechas y hechos… Otro fracaso.
La inspiración poética siguió en marcha, y siguen siendo poemas juveniles, muy recargados y demasiado basados en influencias de otros autores (Swinburne sobre todo). En cambio, cuando tratan cuestiones personales, empieza a despuntar el futuro poeta.
Adrift upon an ocean tempest-toss’d,
We cast our manhood to the winds, till fain
To ask a little mercy of the Main
That hurls us on the rocks, defiled and lost;
The sullied hours are number’d, and their cost
Measured by endless misery; -free from stain-
The shores of godlihead how may we gain –
Is not this gulf too turbulent to be cross’t?
A la deriva en un océano agitado por la tormenta,
Lanzamos nuestra hombría al viento, hasta desfallecer
Para pedir un poco de clemencia al viento
Que nos arroja contra las rocas, profanados y perdidos;
Las horas mancilladas están contadas, y su coste
Medido por miseria infinita; – libres de mancha-
¿Cómo podemos alcanzar las costas divinas?
¿No está este golfo demasiado agitado como para cruzarlo?
Este poema es además muy revelador, ya que Sassoon estaba luchando con un conflicto interno: su homosexualidad. En un entorno en el que no solo se consideraba inmoral, sino que además era un delito, Sassoon vivía una pesadilla en su lucha por mantenerse “puro”.
En septiembre de 1906 Siegfried disponía de suficientes poemas como para componer un libro y lo presentó a los editores de la revista Athenaeum. Lo aceptaron y el libro se publicó con el sencillo título de Poems. Más que distribuirlo al público en general, Sassoon lo dio principalmente como regalo de Navidad a amigos y familiares, recibiendo alabanzas seguramente forzadas por ser un regalo. Como reconocería el propio Sassoon años después, la poesía de este libro no es de gran calidad.
Pasados ya dos cursos en Cambridge la situación de sus estudios no mejoraba. Seguro de no ser capaz de superar los exámenes de 1907, Siegfried escribió a su tío Hamo para decirle que renunciaba a seguir. Hamo dio una respuesta que sonará familiar a los que reniegan de “la juventud de hoy en día”:
“Este método moderno de ‘abandonar el trabajo’ o abandonar la Universidad en cuanto se convierte en aburrida es decepcionante”.
La madre de Siegfried en cambio, siempre dispuesta a apoyarle en todo y convencida desde que era pequeño de que debía ser poeta, aceptó la decisión de su hijo. Sassoon dejó así los estudios y se preparó para una vida de terrateniente.
Los siguientes siete años de la vida de Sassoon transcurrirían así en Weirleigh, con su madre y dedicado al golf, el cricket y la caza del zorro, además de continuar con el coleccionismo de libros y sumarle el de pinturas. El golf, tranquilo y pausado, le daba tiempo para pensar e imaginar. El cricket le permitía en el equipo mezclarse con personas de diferente clase social. Era algo que disfrutaba además por su esencia inglesa. En sus recuerdos siempre quedó no solo como un deporte, sino como una manera de vida, la de la Inglaterra rural en verano antes de la Primera Guerra Mundial.
La caza del zorro también le llevaba a esas esencias, además de aportarle algún “riesgo” a una vida tan acomodada. No era algo que podía permitirse dada su modesta renta, pero insistió en mantenerse activo en ello. Acabaría además siendo el tema central de una de sus obras, Memoirs of a Fox-Hunting Man.
Con esta vida y su atractivo inevitablemente Sassoon acabó en la rueda de los “cortejos dentro de su clase social”, con lo que recibía numerosas invitaciones a bailes. Aunque claro, con un gran interés por el baile y un nulo interés por las pretendientes. Disfrutaba enormemente de la compañía y conversación de mujeres, pero si mostraban algún interés sexual, pasaban a ser “voraces harpías”.
La escritura de poemas continuaba y en 1909 tenía listo otro volumen, Sonnets and Verses. Uno de los poemas, Villon, dedicado a un poeta medieval francés, fue su salto a la escena literaria londinense con su publicación en la revista Academy. Los tres años siguientes su creación sería una reescritura de los poemas recientes o repetición de temas, quizás debido a su monótona vida en Weirleigh. Dos obras en prosa le permitieron además comenzar a tratar, aunque solo sea literariamente, la homosexualidad: Hyacinth, sobre el mito griego de Jacinto, amado por Apolo y por Zéfiro; y Amyntas, a Mistery.
Y es que fue en 1911 cuando por primera vez declaró Siegfried a alguien su homosexualidad. Tras la lectura de dos libros de Edward Carpenter, The Intermediate Sex y Towards Democracy, Sassoon adquirió por fin consciencia de su sexualidad. El 27 de julio de 1911 escribió al autor:
“Sus palabras me han mostrado todo aquello hacia lo que había estado ciego y me han abierto una nueva vida, después de un tiempo de gran perplejidad y tristeza. Hasta que le leí no sabía nada del tema y la vida era algo vacío, mis ideas sobre la homosexualidad estaban llenas de prejuicios y estaba en una situación en la que no me podía permitir ser lo que quería ser”.
Esta nueva confianza en si mismo tuvo un efecto palpable en su obra. En lugar de seguir reciclando temas, se volvió más innovador y atrevido. Fue en este momento cuando escribió The Daffodil Murderer, un poema en el que parodiando a Masefield cuenta cómo un jornalero de Sussex espera su ejecución por un asesinato accidental. La gran importancia del poema fue que con esta obra Edmund Gosse, amigo del tío Hamo, sintió por fin que podía apostar por Siegfried como poeta e introducirle en su círculo. Si esto fue bueno o no para la obra de Sassoon está abierto a debate. La amistad con Gosse le hizo alinearse con la “vieja guardia” literaria y por tanto no relacionarse con los modernistas de Bloomsbury y otros círculos.
En el círculo de Gosse Sassoon conoció a Edward Marsh, que le causó una fuerte impresión, no solo por su obra, sino por su estilo de vida en Londres. Sassoon de repente se sintió empequeñecido en Weirleigh y sintió que tenía que estar “en el meollo”. Así en mayo de 1914 se mudó a un piso en Londres. Claro está, al estilo de Sassoon: gastando una cantidad enorme de dinero en reformas y mobiliario, mientras seguía manteniendo sus caballos en Weirleigh y sus otros gastos. La aventura duró tres meses y el motivo no fue solo el dinero. Tras unos primeros días intensos de turismo, de repente se encontró solo en la gran ciudad y sin la fuente de inspiración que esperaba. En julio estaba de vuelta en Weirleigh, dispuesto a seguir con su vida de siempre… Pero como a otros muchos millones de su generación, ese verano de 1914 cambió su vida para siempre.
Lo cierto es que la Primera Guerra Mundial le sacó de un atolladero vital. En la cuestión económica le forzó a abandonar sus grandes gastos y le proporcionó ingresos. Emocionalmente le obligó a separarse de su madre. Además, como toda su generación, compartió el sentimiento de honor y deber de participar en la guerra, como ya vimos cuando hablamos de Edward Thomas.
Sassoon se alistó voluntario en el 1st/1st Sussex Yeomanry, una unidad de caballería, principalmente para no separarse de Cockbird. Pero por otro lado su temor a las responsabilidades le hizo alistarse como soldado en lugar de como oficial, ante el estupor del regimiento, ya que ser oficial era lo que le “correspondía” por su clase social y estudios. Esto le hizo sentirse fuera de lugar, como muestra la condescendencia con la que habla en sus memorias de “disfrutar de la alegría de los buenos muchachos de la tropa”. Además esto no le permitió seguir con Cockbird, ya que como soldado le correspondía un caballo de carga y Cockbird era un caballo de caza. Finalmente tuvo que vendérselo a un oficial.
La “huida” (palabras de Sassoon) de este tedio llegó inesperadamente. Domando el caballo de un sargento sufrió una caída y una rotura del brazo que requirió tres meses de recuperación. En esta convalecencia aprovechó para escribir Discoveries, una colección de poemas de estilo menos arcaico y con formas más modernas.
Todo ese tiempo le permitió pensar si estaba haciendo lo correcto, ya que el Sussex al ser caballería y al comenzar la guerra de trincheras no tenía posibilidades de entrar en acción. Consultó a un vecino que era una especie de padrino, el capitán Paxton. Este le recomendó sin dudar los Royal Welch Fusiliers. Sassoon pidió el traslado y el 28 de mayo de 1915 fue nombrado subteniente y enviado al campo de adiestramiento en Liverpool. El espíritu de camaradería y entusiasmo entre los oficiales inspiraron su primer poema de guerra, Absolution, un poema lleno de clichés e increíblemente alejado de los poemas de guerra que harán famoso a Sassoon:
The anguish of the earth absolves your eyes
Till beauty shines in all that we can see.
War is our scourge; yet war has made us wise,
And, fighting for our freedom, we are free.
Horror of wounds and anger at the foe,
And loss of things desired; all these must pass.
We are the happy legion, for we know
Time’s but a golden wind that shakes the grass.
There was an hour where we were loth to part
From life we longed to share no less than others.
Now, having claimed this heritage of heart,
What need we more, my comrades and my brothers?
La angustia de la tierra absuelve tus ojos
Hasta que la belleza brilla en todo lo que podemos ver.
La guerra es nuestro azote; pero la guerra nos ha hecho sabios
Y luchando por la libertad somos libre.
El horror de las heridas y la ira contra el enemigo,
Y la pérdida de las cosas deseadas; todo esto ha de pasar.
Somos la legión feliz, ya que sabemos
Que el tiempo es un viento dorado que mueve la hierba.
Hubo una hora en la que no queríamos marchar
De la vida que queríamos compartir como los demás.
Ahora, tras reclamar esta herencia del corazón,
¿qué más necesitamos, camaradas y hermanos míos?
Durante el adiestramiento Sassoon tuvo de compañero de habitación a David Cuthbert Thomas. Siegfried se enamoró profundamente de él. Sería el primero de una larga lista de jóvenes de los que Sassoon se quedó prendado a lo largo de su vida. Fue además una relación práctica para Sassoon, Thomas procedía de la academia militar de Sandhurst, con lo que fue una gran ayuda.
Una parte del adiestramiento se llevó a cabo en Cambridge. Esto permitió a Sassoon relacionarse socialmente y conocer al musicólogo Edward Dent. Compartían sentido del humor y se estableció una relación muy íntima que le permitió a Sassoon confesar su homosexualidad. Dent también lo era y pasó así a ser su confidente.
En noviembre de 1915 la poesía de Sassoon seguía siendo muy marcial y eso a pesar de una trágica noticia: la muerte de su hermano Hamo en Gallipolli. ¿Fue estoicismo o negación de la realidad? Sí fue claramente, según escribió a Dent, el final de su infancia y juventud.
El 17 de noviembre de 1915 Sassoon fue enviado a Francia, con el enrevesado y largo viaje vía Boulogne tantas veces descrito por otros autores. En un curioso contraste con Edward Thomas, Sassoon en su diario dejó anotado que el campo francés le parecía aburrido y desagradable.
El destino final del viaje fue Béthune, donde el Royal Welch se estaba reponiendo de las bajas de las batallas de meses anteriores. Fue aquí donde Sassoon conoció a Robert Graves, posiblemente el encuentro más famoso de escritores durante la Primera Guerra Mundial. Formaban una “extraña pareja”, eran incluso físicamente muy dispares, pero quizás por eso forjaron una amistad que a pesar de enormes altibajos duraría toda la vida.
Sassoon se volcó totalmente en sus hombres. Se preocupaba enormemente de su bienestar mental y material. Estaba horrorizado por las condiciones del campo de batalla. Y su poesía cambió totalmente.
Darkness: the rain sluiced down; the mire was deep;
It was pass twelve on a mid-winter night,
When peaceful folk in beds lay snug asleep;
There, with much work to do before the light,
We lugged our clay-sucked boots as best we might
Along the trench; sometimes a bullet sang,
And droning shells burst with a hollow bang;
We were soaked, chilled and wretched, every one;
Darkness; the distant wink of a large gun.
Oscuridad: llovía a mares; había mucho barro;
Eran las doce pasadas en una noche de invierno,
Cuando la gente pacífica está en cama dormida;
Allí, con mucho que hacer antes del amanecer,
Arrastramos nuestras botas llenas de barro como pudimos
Por la trinchera; a veces silbaba una bala,
Y proyectiles zumbantes explotaban con un estallido hueco;
Estábamos empapados, helados y agotados, todos;
Oscuridad; el parpadeo lejano de un gran cañón.
Sassoon fue destinado al batallón de transporte, lo que le permitió tener acceso a caballos y dar algunos paseos. De Béthune el Royal Welch fue trasladado a Morlancourt, una zona no demasiado dañada. Y de allí al sector del Bois Français, cerca de Fricourt, donde las condiciones eran pésimas. Los alemanes estaban a apenas 50 metros y todo estaba lleno de cráteres y barro. En estas circunstancias Sassoon escribió uno de sus poemas más famosos y cuya publicación fue denegada por la revista que solía publicarle entonces, la Westminster Gazzete:
IN THE PINK
So Davies wrote: “This leaves me in the pink”.
Then scrawled his name: “Your loving sweetheart Willie”.
With crosses for a hug. He’d had a drink
Of rum and tea; and, though the barn was chilly,
For once his blood ran warm; he had pay to spend.
Winter was passing; soon the year would mend.
But he couldn’t sleep that night; stiff in the dark
He groaned and thought of Sundays at the farm,
And how he’d go as cheerful as a lark
In his best suit, to wander arm in arm
With brown-eyed Gwen, and whisper in her ear
The simple, silly things she liked to hear.
And then he thought: tomorrow night we trudge
Up to the trenches, and my boots are rotten.
Five miles of stodgy clay and freezing sludge,
And everything but wretchedness forgotten.
Tonight he’s in the pink; but soon he’ll die.
And still the war goes on- he don’t know why.
ESTUPENDO
Davies escribió: “estoy estupendo”.
Y garabateó su nombre: “Tu estimado Willie”.
Con cruces por abrazos. Se tomó
Un té con ron; y aunque hacía frío en el granero,
Su sangre corrió caliente un rato; tenía paga para gastar.
El invierno se acababa; pronto mejoraría el año.
Pero no pudo dormir esa noche; rígido en la oscuridad
Se lamentó y pensó en los domingos en la granja,
Y cómo iba tan contento
Con su mejor traje a pasear del brazo de
Gwen la de los ojos castaños, susurrándole al oído
Las cosas sencillas y tontas que le gustaba escuchar.
Y entonces pensó: mañana nos arrastraremos
Hasta las trincheras y mis botas están destrozadas.
Cinco millas de arcilla pesada y lodo helado,
Y todo olvidado excepto la miseria.
Esta noche está estupendo; pero pronto morirá.
Y la guerra sigue, y no sabe por qué.
El 18 de marzo de 1916 tuvo lugar la tragedia que cambió definitivamente la actitud de Sassoon hacia la guerra. David Thomas murió en combate. Fue un gran impacto para Siegfried, la verdadera constatación de las muertes en la guerra y lo que suponían. El día antes de morir Siegfried y David habían estado leyendo juntos un poema dedicado a David, A subaltern.
De esta desesperación y resignación surgió una ira implacable. Fue así como Siegfried se transformó en Mad Jack, el temerario oficial conocido en todo el sector por sus operaciones nocturnas en las trincheras alemanas. Sassoon no tenía el menor deseo de seguir vivo, aunque no por una actitud nihilista. Deseaba vivir y disfrutar de la vida. Pero necesitaba canalizar su rabia y dolor en el combate.
Tal fue el impacto de la muerte de David Thomas que incluso años después, cuando Sassoon escribió la versión novelada de sus memorias, es en este punto en el que terminó su primer volumen. Nosotros seguiremos su estilo y continuaremos la historia otro día.
CONTINUARÁ