Mientras Amos veía a vecinos y familiares responder a la llamada de reclutamiento de Lincoln, se debatía entre el deber hacia el país y el deber hacia su familia. De entrada decidió quedarse en casa. Pero cuando en verano de 1862 los diferentes reveses sufridos por el Ejército de la Unión llevaron a otra petición de reclutamiento, Amos le dijo a Philinda que tenía el deber de alistarse. Antes de tomar la decisión se había asegurado de que el Pastor Ogden, el sacerdote de su iglesia, velaría por el bienestar de su familia. El 26 de julio de 1862 Amos Humiston y otros vecinos firmaban sus papeles de alistamiento.
El 22 de agosto de 1862 Amos Humiston y el resto de sus compañeros partieron para Camp Brown, Jamestown, el punto de encuentro del regimiento reclutado en Chautaqua, el condado al que pertenecía Portsville. Siguiendo la costumbre se hicieron las votaciones de oficiales y suboficiales y Amos fue elegido como uno de los cabos.
La vida en Camp Brown fue una extraña transición a la vida militar para hombres sin experiencia. Los deberes militares eran ligeros debido a esta inexperiencia: revistas, guardias y maniobras sin armas básicamente, quedando mucho tiempo libre dedicado al juego y a burlar la guardia para escaparse del campo. A los pocos días recibieron sus primeros uniformes y equipo. No había muchas restricciones en pases y permisos así que había un viaje constante de reclutas y familiares del cuartel a sus poblaciones y vuelta. Philinda fue una de las visitantes, no sabemos si acompañada de sus hijos.
Pasadas tres semanas, Amos Humiston ya se había convertido plenamente en soldado. Había pasado el examen médico y recibido tanto los bonos por alistarse voluntariamente como su primera paga. Asimismo indicó que 10 de los 13 dólares de paga mensual fueran enviados directamente a su mujer. Amos y sus compañeros pasaron a formar parte del 154º Regimiento de Voluntarios de Nueva York.
El 29 de septiembre el 154º se puso en marcha para ir al frente. Tras varios cambios de tren el 2 de octubre llegaban a una Washington cubierta por la niebla y rodeada de impresionantes fortificaciones. El regimiento fue alojado en Camp Seward, en Arlington Heights. Durante los diez días siguientes llevaron a cabo la instrucción y maniobras. Desde allí Amos comenzó a escribir cartas a Philinda, explicando cuánto echaba de menos a ella y a los niños.

El 12 de octubre el 154º marchó a Fairfax Court House para unirse a la 1ª Brigada de la 2ª División del 11º Cuerpo del Ejército del Potomac. El 154º quedaba así por tanto incorporado al “Cuerpo Alemán”, llamado así porque la mitad del Cuerpo eran inmigrantes alemanes. Como comentamos en el artículo sobre la Batalla de Chancellorsville, el racismo de los soldados nativos hacia los inmigrantes alemanes causaría numerosos problemas en el Cuerpo.
El 2 de noviembre la brigada se puso en marcha y con ella el 154º. Pasaron por Centerville y por el campo de batalla de Bull Run, donde contemplaron espantados los restos de las anteriores batallas y continuaron hasta Thoroughfare Gap, a donde llegaron el 8 de noviembre. Estaban en una posición de reserva, así que la inactividad fue lo predominante. El 17 de noviembre se ponían en marcha de nuevo y el 19 estaban de vuelta en Fairfax Court House. Lo único conseguido en la acción fue la enfermedad de varios miembros del regimiento, entre ellos Amos. El 21 de noviembre escribía a Philinda que llevaba dos semanas con un resfriado muy fuerte y que sus compañeros estaban cuidando muy bien de él. En cuanto a cuestiones económicas, Amos avisó a Philinda que en breve tenía que recibir un cheque.
El 2 de diciembre Amos volvía a escribir a toda prisa a Philinda avisando que al amanecer les habían hecho empaquetar todo y prepararse para moverse. Al final pasó el día sin ningún movimiento y Amos continuó su carta explicando que de la prometida paga todavía no había ni rastro. El resto de la carta es un largo texto expresando cuánto echaba de menos a Philinda y a sus hijos y lo que daría por estar de vuelta en Navidades. El 9 de diciembre volvía a escribir y esta vez indicaba que al día siguiente habían recibido órdenes de ponerse en marcha y estaba preocupado por si había recuperado sus fuerzas.
El regimiento llevó a cabo toda una semana de marcha, del 10 al 17 de diciembre, para llegar a la orilla del río Rappahannock cerca de Falmouth, Virginia. Al llegar allí supieron del desastre que había sido la batalla de Fredericksburg y seguramente respiraron aliviados sabiendo que llegaban demasiado tarde para intervenir en la batalla. El río era lo único que los separaba de los confederados y el 154º tuvo ocasión de intercambiar tabaco, café y periódicos con el regimiento de Alabama que tenían enfrente.

Philinda enviaba buenas noticias. Se habían instalado en una casa mejor y a Frank le iba bien en la escuela. Mientras tanto seguían los problemas económicos porque el regimiento aún no había cobrado. Al menos se encontraba bien de salud, a diferencia de casi la mitad del regimiento, con diversas enfermedades. Dos tercios de las muertes en la Guerra Civil Americana fueron causadas por enfermedad y no en combate, y el 154ª no fue ninguna excepción. El 27 de diciembre enterraban a Frank Keyes, vecino de Amos, muerto de tifus. Pasado Año Nuevo Amos escribía a Philinda bromeando que:
“En Navidades comimos pan duro y cerdo en salazón y en Año Nuevo cerdo en salazón y pan duro. Así que ya ves, algún cambio hubo”.
El 25 de enero Amos daba la buena noticia de que había sido ascendido a sargento y que por tanto su sueldo aumentaba, aunque por otro lado seguían sin ver un dólar y el descontento crecía. En la misma carta Amos explicaba a Philinda que habían tenido durante enero varias escaramuzas con los confederados pero sin ningún éxito. Las carreteras de Virginia estaban repletas de un barro que hacía imposible avanzar así que la campaña no dio ningún resultado.
El 1 de febrero por fin llegó parte de la paga y al igual que muchos otros hombres, Amos entregó un cheque de 20 dólares para Philinda a Henry van Aernam, el médico del regimiento, que tenía un permiso y volvía al condado. El día 4 el 154ª recibió la orden de abandonar el campamento y volver a Stafford Court House, donde la alimentación mejoró mucho gracias a las reformas introducidas por el nuevo comandante del Ejército del Potomac, el General Hooker. La llegada de paquetes desde casa con comida, calcetines y otras muchas cosas dieron un impulso aún mayor a la moral.
La suerte no duraría mucho para Amos. El 9 de marzo escribía a Philinda que llevaba dos semanas sufriendo diarrea crónica. Sus compañeros se ocuparon de él y los oficiales, tanto el Capitán Warner como el médico van Aernam intentaron sin éxito conseguirle un permiso para ir a casa por enfermedad. A falta de esto, Philinda acompañó su siguiente carta con algunas notas escritas por los niños.
Mientras Amos permanecía convaleciente, sus compañeros vieron incrementado el ritmo de sus tareas en preparación de la campaña de 1863, haciendo prácticas de tiro y construyendo carreteras. En compensación el 16 recibían la visita de John Manley, un habitante del condado de Cattaraugus y funcionario de Interior que se pasó la guerra haciendo todo lo que podía para mejorar la vida de sus vecinos en guerra, reclamando pagas y como en esta ocasión trayendo paquetes de casa y de paso un barril de whiskey. Tan popular se volvió que el campamento acabó siendo nombrado Camp John Manley.
Esta primavera el 154º recibió su apodo. Al parecer, por los problemas típicos de logística, el 27º y el 73º de Voluntarios de Pennsylvania tenían carencias de café y un exceso de hardtack, la galleta seca y dura que llevaba siglos siendo un alimento principal de soldados y marineros. Al 154º le pasaba lo contrario, así que en breve comenzó un mercado de intercambio entre los regimientos y las ansias del 154º por conseguir galleta llevó a su apodo: el Regimiento Hardtack.
Mientras tanto en el mando del Cuerpo hubo cambios. El General Sigel renunció al mando y tras una situación transitoria el 2 de abril asumía el mando Oliver Otis Howard, el desastroso general que ya conocimos en el artículo sobre Chancellorsville. Esto causó descontento entre los alemanes del Cuerpo y poco a poco se estaba cocinando el desastre que sufriría el Cuerpo en su siguiente batalla.
Amos no mejoraba así que finalmente fue enviado a un hospital de campaña, a pesar de sus reticencias y las de sus compañeros, que viendo la enorme cantidad de muertes en los hospitales, preferían evitarlos. El 3 de abril Amos escribía a Philinda que había mejorado y que estaba muy cómodo en el hospital. El 10 de abril finalmente era dado de alta y así llegó a tiempo para el evento del momento, la revista del 11º Cuerpo hecha por el Presidente Lincoln. Días después, el 11º Cuerpo se ponía en marcha.
El 13 y 14 de abril el 11º Cuerpo siguió las orillas del Rappahannock hacia Kelly’s Ford. El 154º se instaló en Mount Holly Church, donde pasó las siguientes dos semanas construyendo un campamento. La noche del 28 se pusieron de nuevo en marcha y en los siguientes días todo el 11º Cuerpo, junto al 5º y el 12º, cruzaron el Rappahanock con la intención de atacar la retaguardia confederada. El 30 el 154º se encargó de escoltar el inmenso tren de suministros en el cruce del río Rapidan. El 1 de mayo continuaron la marcha para situarse en sus posiciones. El 2 de mayo los Hardtacks se instalaban en trincheras junto a Dowdall’s Tavern. Mientras tanto Stonewall Jackson y sus hombres estaban cruzando el bosque de The Wilderness para lanzar su ataque por sorpresa. Y como casi todo el 11º Cuerpo, a las 5 de la tarde el 154º abandonó las trincheras para empezar a preparar la cena y prepararse para la noche.

De repente en la distancia, a la derecha de su posición comenzó a oírse el ruido de un intenso fuego de rifle y artillería. Jackson había lanzado su ataque y estaba destrozando regimiento tras regimiento a la derecha del 154º. El Coronel Jones rápidamente ordenó que los hombres volvieran a coger las armas y formar línea en la trinchera, aunque con poca protección porque la trinchera se había preparado esperando un ataque en la dirección contraria.
Poco después llegaban los primeros fugitivos de los regimientos arrollados por los confederados. El bautismo de fuego del 154º no podía haber llegado en peores circunstancias. El sargento Lewis Bishop alzó la bandera por orden del Coronel Jones, recibiendo una lluvia de fuego, y el Coronel Jones ordenó fuego a discreción. Andanada tras andanada el 154º trató de frenar a los confederados, pero era imposible. Al poco tiempo la posición comenzó a ser flanqueada y los hombres del 154º empezaron a recibir disparos por los flancos y la retaguardia. El 29º de Nueva York y el 27º de Pennsylvania se vinieron abajo y se dieron a la fuga. Parte del 73º de Pennsylvania y el 154º eran los únicos elementos del 11º Cuerpo que seguían en combate. Minutos después la realidad se impuso y el Coronel Jones, gravemente herido, ordenó la retirada.
Los supervivientes del 154º atravesaron corriendo un campo de doscientos metros de largo hasta poder refugiarse en el bosque. Atrás quedaban los heridos, incluido el Coronel Jones. Lo que quedaba del regimiento continuó la retirada hasta llegar a medianoche a Chancellorsville, donde por fin pudieron parar y derrumbarse agotados.
El resto de días de la batalla fueron un contraste total para el 154º. El 11º Cuerpo fue enviado a la retaguardia esperando que no volvieran a entrar en combate. Finalmente el 6 de mayo el regimiento formó en orden de marcha y pronto fue evidente que todo el ejército se estaba retirando. El 7 estaban de vuelta en Camp John Manley. Allí se comenzó el trabajo de recuperar el material perdido en la batalla y los hombres escribieron a casa intentando explicar como podían la catástrofe sufrida. Amos no dio muchos detalles sobre el regimiento durante la batalla, pero explicó a Philinda que había recibido el impacto de una bala rebotada en el costado sin más consecuencias. De los 590 hombres que entraron en combate el 2 de mayo, 240 habían muerto, habían sido heridos o habían desaparecido, un 40 por ciento de bajas. Entre los reportados muertos estaba el soldado Seymour Sykes, otro vecino de Amos.
El 9 de mayo Amos volvía a escribir y al final de la carta encontramos estas líneas:
“He recibido el retrato de los niños y me ha gustado más que cualquier otra cosa que hubieras podido enviarme. No tengo palabras para decir las ganas que tengo de verlos a ellos y a ti. Espero vivir para poder volver a estar todos juntos”.
Días antes Philinda había decidido hacer un ambrotipo de los niños y se lo había enviado a Amos. Frank, de ocho años, estaba a la izquierda y Alice, de seis años, a la derecha, con el pequeño Fred de cuatro años en el centro en una silla alta. Amos Humiston tenía ahora un recuerdo visual de sus queridos hijos y lo llevaría consigo en la siguiente campaña. En ese momento ni Amos ni Philinda podían imaginar lo importante que se acabaría volviendo esta foto.

Camp John Manley ahora era un lugar desolado, con tiendas medio vacías por las bajas sufridas y la sensación de derrota en la batalla. Al menos el 11 de mayo el regimiento recibió la paga de cuatro meses y Amos envió a Philinda un cheque de 40 dólares. Después de tanto esperarlo, el cheque se perdió en el correo. Y después de pasados diez días por fin fueron recogidos los heridos de Chancellorsville. Sorprendentemente uno de ellos era Seymour Sykes, que había conseguido sobrevivir todos estos días sin atención médica en el campo de batalla. Pero tanto sufrimiento para nada. El 19 de mayo moría de sus heridas en el hospital de campaña.
El 24 de mayo Amos escribía la que sería su última carta a Philinda:
“Querría estar contigo esta noche y con los pequeños, se olvidarán de que tienen un padre, pero esto no puede durar mucho más, creo. Quiero que me escribas todo lo que puedas y que no esperes a una carta mía. Sé una buena chica y sé valiente”.
Los días siguientes el 154º preparó un nuevo campamento, Camp Noyes. Los días fueron transcurriendo sin novedad hasta que el 12 de junio se dio orden de prepararse para marchar. La marcha comenzó por la tarde con un calor espantoso que afectó mucho a los hombres. Los días siguientes no fueron mejores, debido al calor y a una sequía que llenaba todo de polvo. El 15 de junio llegaban a Centerville y por fin pudieron descansar casi dos días. El 17 avanzaron unas pocas millas para después hacerles retroceder e instalarse junto a Goose Creek durante varios días. El arroyo fue un alivio después de tanto calor y polvo.
El 24 de junio se reanudaba la marcha. Tras cruzar el Potomac por Edward’s Ferry y continuar hacia Sugar Loaf Mountain, Middletown y Turner’s Gap, el 29 llegaban a Emmitsburg bajo la lluvia. El 30 se pasó revista al 154º Regimiento, con un total de 390 oficiales y soldados.
El 1 de julio de 1863 amaneció con una lluvia ligera. 52 hombres del 154º dirigidos por el Capitán Warner fueron asignados a un destacamento de reconocimiento que partió hacia Sabillaville, Maryland. Quedaban así 265 hombres y la Compañía C, la de Amos, sin oficial. Se les asignó temporalmente el mando del Subteniente John Mitchell, de la Compañía D. Dejando sus mochilas y equipaje en Emmitsburg, el 154º se puso en marcha a las 8 de la mañana y dos horas después entraban en Pennsylvania. Se ordenó acelerar la marcha y pronto se descubrió la razón. Cada vez se oía un fuego más intenso de artillería y fusiles.
A las 3 de la tarde el regimiento llegaba al Cementerio de Evergreen, a las afueras de Gettysburg. Desde allí y más allá de la ciudad se veían las nubes de humo que señalaban una intensa batalla. Mientras el 154º descansaba en el cementerio y preparaba sus armas, la división confederada del General Jubal A. Early avanzaba hacia el norte de Gettysburg y rompía las líneas del 11º Cuerpo. A las 3:30 el 154º, junto con el 134º de Nueva York y el 27º y 73º de Pennsylvania avanzaron por las calles de Gettysburg entre escenas de caos causadas por los soldados que se retiraban y el fuego de la artillería confederada. 280 hombres del 73º de Pennsylvania fueron colocados en reserva y los 980 hombres restantes de los cuatro regimientos, al mando del Coronel Coster, continuaron avanzando por la calle Stratton hasta llegar a las afueras en el noreste de la ciudad, junto a un arroyo llamado Stevens Run y la casa y fábrica de ladrillos de un tal John Kuhn. El 154º formó la línea de batalla frente a los hornos de ladrillos y avanzó unos pocos pasos hacia la valla norte de la fábrica. Apenas habían tomado posiciones cuando aparecieron los primeros confederados de dos brigadas completas, 3000 hombres que triplicaban los menos de mil de la Unión.

Los hombres de Coster dispararon y rápidamente hubo respuesta confederada. Algunos Hardtacks consiguieron hacer entre 6 y 9 disparos hasta que el fuego confederado empezó a hacer estragos en la poca defensa que ofrecía la valla. Poco después varios regimientos de Carolina del Norte cruzaron el flanco del 134º, pudiendo dirigir así un mortal fuego lateral. El 134º se retiró dejando atrás 200 bajas y 60 hombres capturados. Al ver la retirada, el Mayor Allen ordenó al 154º retirarse también. Los Hardtacks se alejaron de la valla descubriendo para su sorpresa que el 27º de Pennsyvlvania también se había marchado ya.
Pero no todo el 154º se retiró. Sin ser consciente de lo precaria de la situación y debido a la efectividad del fuego de sus hombres, el Teniente Mitchell decidió ignorar la orden del Mayor Allen y mantener a la Compañía C en posición. Pero pasado apenas un minuto se dieron cuenta de su error y ahora sí, Mitchell gritó: “¡Muchachos, tenemos que salir de aquí!”. La Compañía C salió corriendo hacia la calle Stratton. Allí se encontraron a sus compañeros, desarmados y capturados por los confederados. Viendo esto, los soldados McKay, Hall y Scutt cruzaron chapoteando Stevens Run y tras ocultarse un rato acabaron uniéndose a una batería de artillería en retirada. Poco después Amos Humiston también cruzaba Stevens Run, pero al no encontrar al grupo de McKay siguió solo hacia Cemetery Hill.
Mientras tanto el Capitán Warner y su destacamento volvían de su reconocimiento sin novedad. Al saber Warner que el 154º había sido enviado a Gettysburg, se dirigió allí dejando atrás al destacamento. Llegó a Cemetery Hill cuando ya había oscurecido y para su horror se encontró con solo el Mayor Allen, otros dos oficiales y quince hombres. Era todo lo que quedaba del 154º. Y entre aquellos hombres no estaba Amos Humiston. Al día siguiente el destacamento que había ido de reconocimiento llegó a Cemetery Hill. El 154º no estaba ya en condiciones de combatir y pasó el 2 y 3 de julio donde estaba en posiciones de reserva, sufriendo eso sí intensos bombardeos, pero por otro lado pudiendo contemplar desde las alturas la derrota confederada el día 3.
El día 4 la brigada de Coster tomó posiciones en Gettysburg y al día siguiente llegaron las noticias de la retirada de Lee. Hacia el anochecer el 154º formó y se puso en marcha hacia Emmitsburg en persecución del enemigo. En estos cuatro días 40 hombres del 154º consiguieron volver al regimiento. Pero nuevamente, ninguno de ellos era Amos. Al igual que en Chancellorsville las bajas habían sido espantosas. De los 265 hombres presentes en la fábrica de ladrillos, 207 estaban en la lista de muertos, heridos o desaparecidos, un 78 por ciento de bajas.
Gettysburg quedaba atrás con un paisaje infernal. Había daños de todo tipo en casas, carreteras y vallas, munición y material disperso, cadáveres de caballos, pero sobre todo los cadáveres de los soldados muertos, en un estado lamentable por las altas temperaturas. Las brigadas de limpieza de la Unión se pusieron a trabajar y en pocos días los cadáveres habían sido enterrados.

Muchos cuerpos estaban amontonados y muy a la vista donde los combates habían sido intensos. Pero en algunos pocos casos algún cuerpo estaba en algún lugar más apartado y no fueron las brigadas de limpieza sino los habitantes de la ciudad quienes los encontraron. Y una joven, Miss Schriver, hizo uno de estos terribles hallazgos entre unos árboles del jardín de la casa del Juez Rusell, en la calle Stratton, a unos 500 metros de la fábrica de ladrillos. El cuerpo no tenía nada que lo identificara, ni una insignia de regimiento ni un número en la gorra. Pero tenía algo en las manos. Era un ambrotipo de tres niños. Finalmente había aparecido Amos Humiston, aunque aún nadie sabía quién era.
El aún desconocido soldado fue enterrado en el mismo jardín y Miss Schriver volvió a la taberna de su padre, Benjamin Schriver, en Graefenburg Springs y le mostró el ambrotipo. Los Schriver, sin duda intrigados y emocionados por el hallazgo decidieron exhibirlo en la taberna. La foto habría quedado como una mera curiosidad y seguramente olvidada en unos meses de no ser por un accidente.
CONTINUARÁ