Un día de mayo de 1910 un joven llamado Ivor Gurney y su amigo Herbert Howells se sentaban en uno de los bancos de la catedral de su ciudad natal, Gloucester. Habían acudido al concierto de lo que había sido anunciado por el Dr. Herbert Brewer, director musical de la catedral, como “una extraña locura de un tipo raro de Chelsea”. Esta desalentadora descripción no les preparó para la magnitud de lo que escucharían estos dos jóvenes organistas. Era el estreno de Fantasia on a Theme by Thomas Tallis de Ralph Vaughan Williams.
Gurney y Howells salieron de la catedral sin palabras. El camino de Gurney a casa era breve ya que estaba al lado de la catedral, sobre la sastrería de su padre, pero esa noche no fue directo a casa. Los dos amigos pasearon durante horas, al principio en silencio aún impactados, después hablando sin parar de la obra, del futuro que marcaba en la música y cómo querían tomar parte en ese futuro. Sabían que el lugar donde conseguirlo sería el Royal Music College de Londres.
Tres años después los dos eran alumnos del Royal Music College. Los profesores pronto vieron que Gurney era tanto encantador como frustrante, con un gran talento que a veces le llevaba a la arrogancia y la tozudez. Había llegado con unas cuantas obras suyas bajo el brazo, con gran potencial pero dentro del estilo de la época. Eran obras que había escrito sobre todo para dos hermanas, maestras de música en Gloucester, Margaret y Emily Hunt.
Margaret y Emily Hunt no habían sido las únicas maestras e influencias adultas de Gurney en Gloucester. Su padrino, el canónigo Alfred Cheesman, fue quien puso el dinero para que Gurney pudiera ir a Londres. Pero además era un amable intelectual victoriano que leía poesía a Ivor y le acompañaba en largos paseos por el campo explicándole las diferentes especies de flores y pájaros que encontraban.
Ya en el Royal College la gran influencia de Gurney pasaría a ser su profesor Charles Villiers Stanford. Autoritario y clasicista, tuvo enormes conflictos con Ivor y se horrorizaba con sus experimentos cromáticos, pero eso no impidió que Gurney le respetara ni que Stanford viera a Ivor como un gran poeta.
Durante esta época de estudiante Ivor Gurney se alojaba de alquiler en un piso ruinoso en Fulham. Londres podría haber sido una ciudad demasiado grande para un joven de provincias, pero tenía a Howell para recordarle sus orígenes y pasaban mucho tiempo con una amistad de Ivor, el poeta Will Harvey, también de Gloucestershire. Esta amistad existía desde 1908, cuando Gurney y Harvey, que se conocían de la escuela, se encontraron en un tranvía y entablaron conversación. Su interés por la poesía y su comarca les unió en largos paseos y conversaciones. Pero además ambos tenían una mentalidad muy tendente a la depresión, y esta lucha constante contra la enfermedad era lo que les hacía entenderse plenamente. Muchas de las ideas poéticas e intereses de Gurney procederían de la influencia de Harvey.
Una de las primeras tareas al llegar al Royal College of Music era afiliarse al sindicato de estudiantes, y Ivor por supuesto lo hizo. La persona que lo entrevistó en la inscripción era una amable y tranquila violinista que rondaba la treintena, Marion Scott. Scott ya se había fijado en Ivor al verle en los pasillos y quedó fascinada a primera vista. El joven se iba a convertir en el centro de su mundo y su devoción en los siguientes años fue inquebrantable. Había trece años de diferencia entre ellos, pero Gurney ya había demostrado su afición por entablar amistad con mujeres mayores que él, como las hermanas Hunt. Marion fue la sucesora natural de Margaret y Emily en la búsqueda de Ivor de figuras maternas afectuosas que suplieran la falta de cariño y la rigidez de su madre Florence.
En la escuela Gurney empezó a destacar con sus trabajos. Escribió unas cuantas canciones como Song of Ciabhan o I praise the tender flower, esta última basada en un poema de Robert Bridges. También comenzó su escritura instrumental tomando como modelo a Brahms. A pesar de este prometedor comienzo, en verano de 1912 se encontró con que alguna enfermedad estaba afectando su trabajo y “convirtiendo todo en gris”. Fue la primera manifestación de un patrón de cambios de humor que irían de la depresión más profunda a arranques de energía sin límites. Si sospechaba que había algo más grave, no lo dejó por escrito en su correspondencia y al contrario, intentó tomárselo a la ligera y seguir los consejos del doctor: ejercicio y relajación.
Gurney ya había mostrado su inclinación a buscar inspiración en la poesía para hacer música, pero ahora comenzó a escribir su propia poesía. No se sabe exactamente cuándo, pero lo cierto es que en mayo de 1912 se atrevió a enviar el poema The Irish Sea a la revista Eye Witness. Es un poema atractivo y musical, pero lejos aún de la idiosincrasia de su obra posterior y fue rechazado por el editor de la revista, el poeta Hillaire Belloc.
Justamente en 1912 se publicaba el primer volumen de la antología Georgian Poetry que tantas veces hemos comentado en anteriores artículos sobre poetas de la Gran Guerra. Esta antología tendría un gran impacto en Ivor y fue otro momento de epifanía como la obra de Vaughan Williams.
En invierno de 1912 Ivor cayó en otro ciclo de depresión que le dejó tres días sin salir de la cama. A pesar de todo sacó fuerzas para visitar a un doctor que recomendó de inmediato hacer reposo en Gloucester. Recuperarse en la casa familiar era imposible, así que se alojó en una casa llamada The Lock House, literalmente ya que era propiedad del vigilante de la esclusa que unía el río Severn y el canal de Stroudwater, James Harris. Gurney acabó adorando a Harris. La vida simple con Harris y navegar por el canal hicieron milagros. Este tiempo junto al canal inspiraría años más tarde dos poemas titulados igual, The Lock Keeper.
Gurney no podía evitar sentirse fracasado y pensar que su marcha de Londres era un signo de debilidad. En el verano de 1913 estaba de vuelta en la escuela luchando para escribir y componer. De vuelta en Gloucester para las vacaciones encontró reposo y consuelo en la literatura. Y de vuelta a la escuela ocurriría un hecho curioso. Gurney no solo adoraba a Schubert, sino que incluso se parecía físicamente, hecho que no evitaron señalar los profesores del Royal College. La atracción romántica de tener unos orígenes misteriosos más allá de una familia de sastres llevó a Gurney a investigar su árbol genealógico. Un abuelo de Ivor resultó ser de padre desconocido. Esto y que su bisabuela Priscilla, madre de este abuelo y muerta un año después de dar a luz, viajó por Europa, llevó a Gurney a fantasear con que conoció a Schubert y era su desconocido bisabuelo. No hay manera de verificar todo esto y seguramente es una fantasía, pero musicalmente hay una verdadera herencia schubertiana en Gurney.
En la primavera de 1914 el ciclo de humor de Gurney estaba ya bien establecido. Comenzaba el trimestre con entusiasmo para en breve hundirse por la depresión. Buscando alguna manera de escapar de este ciclo y darse estructura, dio con un libro titulado Mi Sistema, del -hoy diríamos influencer del ejercicio- danés J. P. Muller. Muller proponía una serie de ejercicios, dieta y buenos hábitos para construir un cuerpo fuerte que diera fuerza a la mente. El libro ayudó a aumentar el optimismo de Ivor y no dudó en recomendárselo a todas sus amistades.
Así, de la depresión pasó a la euforia, aunque por motivos justificados. Había obtenido el diploma del Royal College of Organists, quedando segundo de 184 aspirantes. Los exámenes estaban principalmente basados en la obra de Bach, otro compositor que Gurney adoraba, así que no fueron difíciles para él. Y en este contexto Gurney consiguió crear la que quizás es su obra más memorable, cinco canciones de estilo isabelino conocidas afectuosamente por el propio compositor como Las Elizas: Orpheus, Tears, Under the Greenwood Tree, Sleep y Spring. Fueron un rotundo éxito y además convencieron a Ivor de que estaba ganando la batalla contra la depresión.
Ya de vacaciones, Gurney y Harvey volvieron a los paseos por Gloucestershire, ajenos a la tormenta que se estaba desencadenando en Europa y admirando la línea de los Costwolds y las puestas de sol. Fueron unos días a los que Gurney volvería en muchas de sus cartas durante la guerra.
Pocos días después Ivor Gurney se alistaba. Como tantos otros poetas de la guerra, no movido por un fervor patriótico o por un odio a Alemania, sino simplemente porque era su deber y era lo correcto. Y en cierta forma, el ejército, con su estructura, sus obligaciones y su rechazo a pensar por uno mismo, era algo que a Ivor le atraía como manera de alejarse de sus angustias. Se alistó en Gloucester esperando conseguir ser admitido en el 1/5th Gloucesters con Harvey, pero fue rechazado por su mala vista en un momento en el que el Ejército británico podía permitirse ser selectivo.
Gurney volvió así a la escuela con reticencias porque sentía que el ejército era su lugar, siendo alguien aficionado a las actividades físicas y la aventura. Durante las vacaciones de Navidad lo volvió a intentar y el 9 de febrero asumía su nueva identidad como Soldado nº 3895 del 2/5th Gloucesters, el Segundo Regimiento de Reserva. No podía estar así en el 1/5th con Harvey. En esos momentos el 1/5th tenía el contingente al completo y para absorber el excedente se había creado el 2/5th. El nivel educativo de Gurney le debería haber asegurado un puesto de oficial, pero decidió que se sentía más a gusto en la tropa. En abril de 1915 el 2/5th se instalaba en el campo de adiestramiento de Danbury y el regimiento comenzó su instrucción. En mayo Ivor fue adiestrado para el puesto de especialista de señales, uno de los más peligrosos en combate.
En junio el regimiento fue trasladado al bosque de Epping para colaborar en la creación del sistema de trincheras que rodearía Londres en previsión de una posible invasión alemana. Mientras tanto Stanford y Scott escribían a Ivor y así pudo mantener un vínculo con el Royal College, al que Gurney esperaba volver. Y en agosto encontraba tiempo e inspiración suficientes para componer sus primeros poemas de guerra.
Los meses fueron pasando sin novedades hasta que en febrero de 1916 se ordenó al regimiento trasladarse al campo de la Llanura de Salisbury para hacer práctica de trincheras. En abril de 1916 Ivor recibía el tradicional permiso de cinco días antes de partir al frente. Además de visitar a su familia dio paseos en bicicleta por el campo y fue a la casa de su amigo Harvey, para encontrarse con la triste noticia de que el padre de Harvey había muerto y su madre vivía con la ansiedad de tener a tres hijos en el frente.
Finalmente el 24 de mayo el 2/5th emprendía la marcha a la estación de tren de Tidworth. Al atardecer llegaban a Southampton. Por la noche embarcaron y la madrugada del 25 de mayo desembarcaban en Le Havre. Después de esto vino el habitualmente insufrible e interminable viaje en tren al frente. El 29 de mayo llegaban a las trincheras de Riez Bailleul. Allí se encontraron con los hombres del 13º del London Welsh Regiment, que se encargaron de informar a los recién llegados de la situación en el sector. Esta primera noche de Ivor en el frente se convirtió en uno de los momentos más icónicos de su vida. Quedó emocionado por el encuentro de los galeses y escuchar sus canciones y compartir historias. Tanto que acabó escribiendo un poema sobre el momento.
First Time in
After the dread tales and red yarns of the Line
Anything might have come to us; but the divine
Afterglow brought us up to a Welsh colony
Hiding in sandbag ditches, whispering consolatory
Soft foreign things. Then we were taken in
To low huts candle-lit, shaded close by slitten
Oilsheets, and there but boys gave us kind welcome,
So that we looked out as from the edge of home,
Sang us Welsh things, and changed all former notions
To human hopeful things. And the next day’s guns
Nor any Line-pangs ever quite could blot out
That strangely beautiful entry to war’s rout;
Candles they gave us, precious and shared over-rations—
Ulysses found little more in his wanderings without doubt.
‘David of the White Rock’, the ‘Slumber Song’ so soft, and that
Beautiful tune to which roguish words by Welsh pit boys
Are sung—but never more beautiful than here under the guns’ noise.
El 6 de junio sufrieron el primer bombardeo serio, sin consecuencias para Gurney, y cuatro días después el regimiento se movía a Laventie. Ivor no pudo evitar sorprenderse de ver cómo la vida rural continuaba a pesar de estar al alcance de los cañones alemanes. En Laventie relevaron al 2/1st Buckinghamshires. Comenzaban así el ciclo habitual de primera línea, trincheras de reserva y descanso en retaguardia. El 15 de junio sufrían el peor bombardeo hasta el momento. Cinco días después el regimiento lanzó un ataque que fue un total fracaso ya que los alemanes se anticiparon. Gurney, y el resto de especialistas de señales vieron que la acción real distaba mucho del adiestramiento que habían recibido. Aún así Ivor soportó la situación con entereza y en sus cartas a Marion Scott se ve cómo plantea la situación de una manera equilibrada. Por un lado no glorifica la guerra ni rechaza los horrores, pero por otro lado se siente útil y lleno de acción, lejos del entorno que le llevaba a la depresión. El ataque dejó de todas maneras una docena de bajas, entre ellos dos compañeros de Gurney a los que había cogido cariño y a los que acabaría dedicando un poema.
To Certain Comrades (E.S. and J.H.)
Living we loved you, yet withheld our praises
Before your faces;
And though we had your spirits high in honour,
After the English manner
We said no word. Yet, as such comrades would,
You understood.
Such friendship is not touched by death’s disaster,
But stands the faster;
And all the shocks and trials of time cannot
Shake it one jot.
Beside the fire at night some far December
We shall remember
And tell men, unbegotten as yet, the story
Of your sad glory –
Of your plain strength, your truth of heart, your splendid
Coolness, all ended!
All ended, . . . yet the aching hearts of lovers
Joy overcovers,
Glad in their sorrow; hoping that if they must
Come to the dust,
An ending such as yours may be their portion,
And great good fortune –
That if we may not live to serve in peace
England, watching increase –
Then death with you, honoured and swift, and high;
And so – Not Die
Tras un periodo de descanso el regimiento volvió a primera línea y el 29 de junio se preparó para un nuevo ataque. Gurney tuvo que enviar tres mensajes, un trabajo muy peligroso, y hacer de camillero. Como tantos otros soldados, recurrió al humor negro para afrontar la situación y escribió un nuevo poema.
Strafe
I strafe my shirt most regularly,
And frighten all the population.
Wonderful is my strategy!
I strafe my shirt most regularly;
(It sounds like distant musketry).
And still I itch like red damnation!
I strafe my shirt most regularly,
And — frighten all the population…?
El 18 de julio el regimiento se estaba preparando para un ataque en Aubers Ridge para ayudar a aliviar la situación en el frente del Somme, donde el 1 de julio había comenzado la famosa y trágica batalla. Los Gloucesters llegaron a la batalla el 20 de julio como relevo de los regimientos australianos que habían logrado notorios avances. Esperando durante horas y horas la orden, finalmente el 21 llegó el aviso de que los alemanes habían contraatacado y se había perdido todo lo avanzado, así que el regimiento de Gurney tenía que volver a Laventie. El 23 volvían a las trincheras, esta vez cerca de Neuve Chapelle, en un sector arrasado y desolador. Quizás inspirado por este paisaje y el malestar de sus compañeros escribió Strange Service.
Strange Service
Little did I dream, England, that you bore me
Under the Cotswold hills beside the water meadows,
To do you dreadful service, here, beyond your borders
And your enfolding seas.
I was a dreamer ever, and bound to your dear service,
Meditating deep, I thought on your secret beauty,
As through a child’s face one may see the clear spirit
Miraculously shining.
Your hills not only hills, but friends of mine and kindly,
Your tiny knolls and orchards hidden beside the river
Muddy and strongly flowing, with shy and tiny streamlets
Safe in its bosom.
Now these are memories only, and your skies and rushy sky-pools
Fragile mirrors easily broken by moving airs …
But deep in my heart for ever goes on your daily being,
And uses consecrate.
Think on me too, O Mother, who wrest my soul to serve you
In strange and fearful ways beyond your encircling waters;
None but you can know my heart, its tears and sacrifice;
None, but you, repay.
El 16 de agosto los 2/5th volvían a las trincheras de reserva y Ivor pudo disfrutar de la compañía de su amigo Harvey. Volvió además por fin a la composición y se puso a componer una canción para el poema By a Bierside de Masefield, un poema sobre la grandeza de la muerte. Podría parecer que al componer una canción sobre este poema Gurney se identifica con el poema, pero por el contrario su música y su adaptación ponen en duda el poema original.
Ese mismo 16 de agosto, tras dejar a Gurney en las trincheras de reserva, Harvey decidió hacer una patrulla por iniciativa propia. Avanzando por tierra de nadie acabó en una trinchera alemana y fue capturado. Al no saber nadie lo que había pasado, pasó a ser anotado como “desaparecido, posiblemente muerto”. Pocos días después la noticia llegaba a Ivor, un auténtico golpe a sus ánimos. Poco después componía After-Glow.
After-Glow
Out of the smoke and dust of the little room
With tea-talk loud and laughter of happy boys,
I passed into the dusk. Suddenly the noise
Ceased with a shock, left me alone in the gloom,
To wonder at the miracle hanging high
Tangled in twigs, the silver crescent clear.
Time passed from mind. Time died; and then we were
Once more at home together, you and I.
The elms with arms of love wrapped us in shade
Who watched the ecstatic west with one desire,
One soul uprapt; and still another fire
Consumed us, and our joy yet greater made:
That Bach should sing for us, mix us in one
The joy of firelight and the sunken sun.
El 24 Ivor era trasladado a un hospital de campaña. Se quejaba de los dientes desde julio y tuvieron que hacerle unas cuantas extracciones. Aprovechó para descansar, aunque por desgracia su cuerpo inquieto se veía confinado al hospital de campaña, del que estaba prohibido salir. El 13 de septiembre volvía al regimiento. Y a final de mes llegaban noticias esperanzadoras. Llegó una carta de Harvey desde un campo de prisioneros alemán. Y a finales de octubre el 2/5th empezaba un lento movimiento que le acabaría llevando al Somme, primero trasladándose a Robecq.
Gurney seguía trabajando en su poesía y sobre todo en qué expresar en ella, ese momento que hemos visto en otros artículos plantearse también Edward Thomas o Wilfred Owen. Para Ivor Gurney, un poema son “visiones y vistas”, es decir, su manera de recrear en la imaginación lo vivido, y por tanto un punto de vista centrado en él.
Finalmente el 16 de noviembre el regimiento llegaba a Albert, famosa entonces por su basílica en ruinas y la estatua de la Virgen a punto de caer, que llevaba a múltiples supersticiones y especulaciones sobre qué pasaría si caía. Ivor no pudo evitar inspirarse en esta imagen.
We scar the earth with dreadful engin’ry;
She takes us to her bosom at the last;
Hiding our hate with love, who cannot see
Of any child the faults; and holds us fast.
We’ll wait in quiet till our passion’s past.
El 20 de noviembre de madrugada los 2/5th alcanzaban las trincheras de primera línea que les correspondían en Grandcourt. Las condiciones en Laventie eran un paraíso comparado con este infierno de barro y cráteres. En tierra de nadie había cientos de cadáveres sin enterrar y debido a los constantes bombardeos las raciones llegaban pocas veces. Condiciones así habrían puesto al límite a un soldado con nervios de acero, así que para Gurney ya fue demasiado. El 7 de diciembre tuvo un colapso nervioso y fue enviado a un hospital de campaña. Días después lo devolvieron al batallón pero sus superiores tenían claro que no estaba en condiciones para estar en primera línea, así que se le dio un “trabajo leve”, ocuparse de las carretillas de agua que abastecían al regimiento. Esto al menos le dio tiempo para escribir y enviarle más poemas a Marion Scott. Y el tiempo en retaguardia le permitió entablar amistad con porteadores de agua y dos ingenieros de la 51st Scots Division. Con ellos pudo hacer una pequeña celebración de Año Nuevo y animarse. También volvió a la música y se puso a componer una canción para el poema In Flanders de Will Harvey.
Al comenzar 1917 el 2/5th se desplazó a Varennes, pero Gurney permaneció en Albert con su trabajo de retaguardia. Por desgracia, la compañía de los escoceses acabó el 4 de enero cuando también fueron desplazados. A ellos les dedicaría el poema Scots. Y poco después daba por fin con una genialidad en un poema realmente breve pero que es un tesoro, Song.
Song
Only the wanderer
Knows England’s graces,
Or can anew see clear
Familiar faces.
And who loves joy as he
That dwells in shadows?
Do not forget me quite,
O Severn meadows.
A primeros de febrero Ivor decidió renunciar al trabajo en retaguardia esperando que eso le permitiera obtener un permiso, pero no fue así. Al menos volvía con sus antiguos compañeros y pudo disfrutar de la compañía de los soldados con los que se alojaba en las ruinas de una casa, especialmente el cabo Richard Rhodes, Dicky. A estos compañeros dedicaría Firelight. Pocos días después Dicky desapareció en una patrulla y los 2/5th no supieron lo que le había ocurrido hasta que en la primavera avanzaron sobre las trincheras alemanas y en una encontraron una tumba cuidada y una pequeña cruz de madera con su nombre. Los Gloucesters estaban desolados pero no pudieron evitar admirar tanta camaradería y delicadeza por parte de los alemanes.
Gurney apenas aguantó una semana y fue asignado de nuevo a un “trabajo leve” en la cantina. El regimiento se desplazó a L´Étoile, a un entorno bastante más agradable. En estas semanas compondría sus Cinco Sonetos, con la intención de responder a los Sonetos de 1914 de Rupert Brooke, escritos “por un oficial y antes de la destrucción de la guerra”. Hay así en estas obras un respeto al trabajo de Brooke unido al cansancio y el cinismo de un veterano. El 7 de febrero escribió el primero de ellos, Pain.
Pain, pain continual; pain unending;
Hard even to the roughest, but to those
Hungry for beauty . . . Not the wisest knows,
Nor most pitiful-hearted, what the wending
Of one hour’s way meant. Grey monotony lending
Weight to the grey skies, grey mud where goes
An army of grey bedrenched scarecrows in rows
Careless at last of cruellest Fate-sending.
Seeing the pitiful eyes of men foredone,
Or horses shot, too tired merely to stir,
Dying in shell-holes both, slain by the mud.
Men broken, shrieking even to hear a gun. —
Till pain grinds down, or lethargy numbs her,
The amazed heart cries angrily out on God.
El 13 de febrero de 1917 el regimiento era trasladado para una práctica de ataque, señal que se acercaba alguna ofensiva importante. Mientras tanto, los amigos de Ivor no le olvidaban. Stanford le envió una halagadora carta y Howells le contó que se había asegurado de que Stanford oyera sus nuevas canciones y estaba impresionado. Gurney acabó el 15 de escribir el prefacio para la colección de poemas que acabaría siendo publicada como Severn and Somme, y dedicado, sorprendentemente, a Margaret Hunt y no a Marion Scott.
Ese mismo día llegaban a Framerville. Al día siguiente los alemanes comenzaron a lanzar ataques con gas causando numerosas bajas. El 9 de marzo volvían a reserva en Raincourt cuando llegaron las noticias de la retirada alemana hacia su nueva Línea Hindenburg. El trabajo del regimiento durante los siguientes diez días fue ir avanzando para ocupar el territorio abandonado por los alemanes y ponerlo en condiciones para operar, reparando trincheras y carreteras.
A finales de marzo se desplazaron a Caulaincourt y de allí a Vermand. La Compañía A atacó el pueblo de Bihecourt, sorprendiendo a los alemanes en pleno desayuno. Estos ataques y persecuciones del enemigo eran trabajo duro, pero para Ivor era más agradable que permanecer en una trinchera. La noche del 6 de abril de 1917 las compañías B y D, Ivor incluido, se lanzaron al ataque. El bombardeo preliminar no había servido de nada y el alambre alemán estaba intacto. Un oficial y un sargento consiguieron abrir un hueco suficiente para cinco soldados, pero los cinco que lo intentaron fueron abatidos al instante por una ametralladora. Gurney volvería a este momento en su poesía en 1925.
Se intentó un segundo ataque y en ese segundo ataque Ivor tropezó mientras avanzaba. Estiró un brazo para parar su caída y en ese momento notó un dolor agudo justo bajo el hombro. Había sido alcanzado por una bala. El dolor fue intenso pero por suerte la bala no alcanzó ninguna arteria ni hueso. Consiguió vendar la herida y volver a su trinchera. Aquí comenzó el proceso habitual de cada herido, de hospital de campaña a hospital de campaña, hasta su destino final, Rouen. La herida fue lo suficientemente leve para no requerir hospitalización, así que mientras se recuperaba se puso a Ivor como al resto de heridos leves a colaborar en la limpieza y mantenimiento del hospital. También estaba claro que esta herida no iba a permitir a Ivor ser enviado de vuelta a casa. El 19 de abril estaba suficientemente recuperado para ser trasladado a una de las bases de la ciudad.
CONTINUARÁ