El 30 de abril de 1917 Ivor Gurney se había recuperado de sus heridas lo suficiente para ser considerado apto, aunque aún no estaba recuperado para primera línea. El tiempo se pasaba en adiestramiento y desfiles, y paseos en el tiempo libre. También escribió los últimos poemas que se incluirían en Severn and Somme. Días después recibía la orden de reincorporarse junto a otros compañeros heridos. El 18 de mayo llegaban a Montonvillers. El regimiento, tras unos días en las trincheras de Arras, fue trasladado para descansar a Buire au Bois, un auténtico paraíso de bosques y granjas. Se mantuvo a los soldados ocupados con adiestramiento y concursos, entre ellos uno de tiro en el que Ivor fue uno de los mejores tiradores.
Por las noches los 2/5th disfrutaban de actuaciones de los propios soldados. También tuvieron la suerte de recibir a una banda que visitaba la zona y así Ivor pudo deleitarse con una excelente ejecución de una obra de Bach en una hermosa tarde de verano. Viendo a sus compañeros disfrutar tanto con la música, Gurney se animó a componer una canción “popular” al estilo de un sea shanty. Se la envió a Harvey, que la enseñó a sus compañeros prisioneros e hizo que la cautividad fuera más leve. Ivor también quería enseñársela a sus compañeros, pero justo le llegó el aviso de que era transferido al 184º Cuerpo de Ametralladoras. Él no había solicitado el traslado, así que debió ser producido por la muestra de sus excelentes dotes de tirador.
El 14 de julio de 1917 los editores Sidgwick y Jackson aceptaron publicar Severn and Somme. No estaban del todo satisfechos con la “rudeza” de los versos, sobre todo al compararlos con los de Harvey, al que acababan de publicar A Gloucestershire Lad con gran éxito. Pero precisamente el valor de Gurney es que sus versos no son “acomodaticios” y tienen una musicalidad y originalidad propias. Y así la temática principal de Severn and Somme acaba siendo Inglaterra, el honor, la belleza, la guerra y el paisaje.
El 27 de julio Ivor dejaba a sus compañeros para unirse al Cuerpo de Ametralladoras. Se emocionó viendo que sus compañeros expresaron pena porque marchara. Tras hacer el adiestramiento su unidad comenzó a moverse hacia el norte siguiendo a los 2/5th, de vuelta al sector de Ypres. Allí sus antiguos compañeros se prepararon para un asalto a la Colina 35, con la unidad de Gurney como apoyo. El 10 de septiembre, mientras el batallón esperaba para atacar, los alemanes lanzaron un ataque con gas. Gurney y sus compañeros estaban trasladando una ametralladora pesada. Si sonó alerta de gas, la ignoraron, y el gas no debía tener una alta concentración ya que no usaron las máscaras, seguramente fatigados por el trabajo y las enormes dificultades que causaban las máscaras, lo que llevaba a los soldados a usarlas solo cuando era estrictamente necesario. Así, Gurney y sus compañeros inhalaron una cierta cantidad de gas en principio no muy dañina. Gurney todavía tardó siete días en informar de los síntomas que tenía y esto inmediatamente activó el protocolo médico que se seguía para las víctimas de gas.
Gurney no sabía qué gas había inhalado, solo que era nuevo, diferente de los que conocía. Las irritaciones que reportó indican que era gas mostaza, la última novedad alemana. Al causar quemaduras en el tracto respiratorio provocaba la secreción de fluido que iba llenando los pulmones. Si un soldado permanecía en reposo podía no notar nada, pero si hacía algún esfuerzo se desencadenaba una insuficiencia respiratoria y un paro cardíaco que provocaba la muerte. Por tanto el protocolo era trasladar a los gaseados constantemente en camilla para que no hicieran nada, sin importar cómo se encontraran. Y así Gurney fue enviado en camilla al hospital de campaña y le ordenaron mantenerse inmóvil. Ivor aprovechó el tiempo para corregir las pruebas de Severn and Somme que recibió en septiembre. Era la primera vez que veía la obra completa.
Tras examinarlo, los médicos decidieron que era un caso suficientemente grave para enviarlo a Gran Bretaña. Desde Rouen fue trasladado en barco por el Sena para después embarcar en Le Havre. Se dio a escoger hospital a Ivor y se decidió por Bangour Hospital, a las afueras de Edimburgo. En Londres o Gloucester no tenía garantías de tener plaza, así que optó por Bangour que tenía plazas disponibles. Craiglockhart estaba a pocos kilómetros de allí y precisamente en estas fechas estaban ya allí tanto Wilfred Owen como Siegfried Sassoon. En Bangour en cambio Ivor no tendría un tratamiento como el de Craiglockhart. Era un simple soldado y había sido ingresado como gaseado. Quién sabe cómo habría sido el futuro de Ivor si en este momento hubiera recibido un tratamiento psiquiátrico como el de Craiglockhart.
Tan pronto como le permitieron Ivor empezó a usar el piano del hospital, tocando a su pesar las partituras de música “popular” que eran las únicas disponibles y que eran las que gustaban a sus compañeros de convalecencia. Todo parecía marchar bien, pero a los pocos días sus ánimos empezaron a decaer. Como otras veces buscó su salvación en la compañía de soldados escoceses allí convalecientes y esperando que su dureza y aguante le permitieran por emulación remontar su espíritu.
En esta situación tan vulnerable conoció a la enfermera Annie Nelson Drummond. No pudo evitar ver en ella también una manera de escapar de su infierno personal, más aún al ver que era una mujer agradable, sencilla y aficionada a la música. La relación se fue consolidando a partir de octubre. A su vez también entabló profundas amistades, una con el Reverendo T. Ratcliffe, que se convirtió en un segundo Alfred Cheesman, y con el soldado T. Evans, un minero que también componía música.
El 5 de noviembre Ivor Gurney recibía el alta. Desde Edinburgo tomó un tren a Londres para visitar a Marion Scott, comenzando así sus primeros diez días de permiso desde que había ido a Francia. Alojado en la casa de los Scott no parece que las cosas acabaran de funcionar muy bien. Como hemos visto, la relación de Ivor con Marion era totalmente funcional: le interesaba como editora, como corresponsal y como público admirador. De hecho no mencionó ni un instante a Annie. Esta situación más el carácter de Ivor fueron lo que seguramente llevaron a que a los pocos días se fuera a casa de los Chapman, aunque allí las cosas tampoco fueron bien. En Londres pudo ver a Howells y al acabar el permiso Gurney recibió su nuevo destino, dos meses en un puesto de mando en Northumberland, Seaton Delaval. Llegó allí el 15 de noviembre 1917. Era un gran campo de adiestramiento en un entorno no muy agradable, pero bien organizado. Todo consistía en adiestramiento y desfiles, pero al menos no estaba en Francia.
Otro motivo de alegría fue la publicación el 16 de Severn and Somme y despertó el interés de los críticos, sobre todo del Daily Telegraph, el Morning Post y The Times. En Gloucestershire las reacciones fueron variadas, algunas positivas, algunas comparándolo negativamente con la poesía de Harvey. La primera edición se agotó rápidamente, aunque se ha de decir que no era una gran tirada. El 9 de diciembre el nombre de Gurney volvía a The Times, esta vez porque el tenor Gervase Elwes había cantado Sleep en el Aeolian Hall, Londres.
Pasadas las semanas los ánimos de Ivor comenzaron a decaer. Las cartas de Annie eran frías y el clima y entorno de Northumberland no ayudaban. En enero de 1918 comenzó a sentir ansiedad hacia su relación con Annie. Él había fantaseado mucho e incluso imaginado ya que acabaría siendo su esposa, pero no parece que Annie se sintiera comprometida. El 16 consiguió un permiso para ir a verla y al parecer se quedó tranquilo y todo parecía seguir bien en la relación. Pudo ponerse de nuevo a escribir y en este momento compuso uno de sus poemas más emotivos y poderosos, To His Love.
He’s gone, and all our plans
Are useless indeed.
We’ll walk no more on Cotswold
Where the sheep feed
Quietly and take no heed.
His body that was so quick
Is not as you
Knew it, on Severn river
Under the blue
Driving our small boat through.
You would not know him now …
But still he died
Nobly, so cover him over
With violets of pride
Purple from Severn side.
Cover him, cover him soon!
And with thick-set
Masses of memoried flowers—
Hide that red wet
Thing I must somehow forget.
El 12 de febrero consiguió un nuevo permiso, esta vez para visitar a su familia ya que su padre, David, estaba gravemente enfermo. David siempre había sido un hombre emocional pero a la vez reservado, y era adorado por sus hijos, ya que siempre había sido el contrapunto a la severidad de la madre, Florence. El viaje también permitió a Ivor recargar ánimos al volver al paisaje de Gloucester. Aquí también tuvo ocasión de ver a un amigo, John Haines, 13 años mayor y también poeta (por las noches, ya que trabajaba de abogado). Haines había conocido personalmente a Edward Thomas, muy admirado por Gurney.
El 18 de febrero Ivor volvía a Seaton Delaval y la perspectiva de tener que volver a Francia aumentaba. Nada más llegar volvió a mencionar síntomas del gas y el 25 era ingresado en el hospital de Newcastle. Podríamos pensar que estaba inventando síntomas para evitar volver al frente, pero lo cierto es que los médicos detectaron un tipo de arritmia conocida entonces como “acción desordenada del corazón”. En aquellos tiempos se pensaba que era un efecto del gas. Hoy en día se sabe que es una afección psicosomática causada por los niveles de estrés ante la perspectiva de volver al combate, pero no controlada conscientemente por el paciente. El pánico constante hacia los efectos del gas por lo visto no hacía más que acrecentar los niveles de estrés y provocar aún más el trastorno. Tras una semana en el hospital fue trasladado al de Brancepeth, un hospital creado en un castillo gótico.
En algún momento de la primavera de 1918 terminó la relación con Annie. No se sabe si recibió una carta suya o la decisión fue mutua. Sea como sea el golpe fue duro y junto a la perspectiva del frente empeoró su problema cardiaco. El 26 de marzo escribió a Marion Scott una carta llena de desesperación. Y el 28 otra carta profundamente preocupante:
“Y ayer sentí y hablé con el espíritu de Beethoven, lo digo en serio. No, no hay ningún signo de exclamación al final porque esa frase está más allá de la manera convencional de expresar sorpresa. Pero ya sabes lo escéptico que yo era antes para estas cosas.
Quiere decir que he llegado más lejos que nunca, a pesar de la suciedad, la aspereza y el egoísmo que forman buena parte de mi. Algo ocurrió antes de ayer que redujo esto considerablemente y aligeró mi espíritu. No te diré lo que fue, pero ha sido una aventura espiritual de lo más extraña y terrible. Al día siguiente mientras tocaba el movimiento lento del Re mayor, sentí la presencia de un espíritu sabio y amistoso; era el viejo Ludwig van.
Cuando acabé dijo: ´sí, pero hay algo mejor que eso’ y me hizo cambiar al primer movimiento de la sonata en si bemol mayor, una belleza, no lo sabía. Y aún hay más. Bach estaba allí, pero no me hizo caso. Schumann también, pero no lo amo tanto. Beethoven dijo entre otras cosas que me tenía cariño y que en esencia era como él de joven
(…)
No pienses que se me ha ido la cabeza. No, no lo hagas. En general soy una persona muy equilibrada. Mi corazón late como siempre. Es una indigestión, nada más”.
Estas alucinaciones habían cruzado ya un límite entre imaginación poética y realidad. Los síntomas entraban en la categoría del desorden esquizoafectivo y eran demasiado graves para Brancepeth. A finales de abril volvió a Newcastle. Tras una mejora le enviaron de nuevo a Seaton Delaval, pero la mejora era solo aparente. El 8 de mayo el oficial médico del campo le enviaba al Hospital de Guerra de Lord Derby, en Warrington. Se trataba de una institución psiquiátrica.
El Hospital de Guerra de Lord Derby era un lugar enorme y de aspecto desolador. Los doctores tenían claro que los pacientes necesitaban una atención detallada, pero con 2500 pacientes nuevos cada año era imposible. Por lo pronto lo único que pudieron recomendar a Ivor fue reposo y tomar el aire, siguiendo la tendencia de la época de pensar que una recuperación física llevaría a la recuperación mental.
Los días iban pasando de una manera más o menos soportable, pero las noches se convertían en un infierno. Sentía voces en su cabeza que le gritaban, le despreciaban y le daban órdenes. Le ordenaban que se matara y Ivor no necesitó mucho más estímulo. Prefería verse muerto a una vida de tortura mental. A mediados de junio decidió que no podía continuar. El 19 escribió breves notas a Scott, a Parry y a su familia informando de su decisión y cuando se aseguró de que las notas habían sido enviadas, salió al patio del hospital. Cuando nadie le observaba salió del recinto y se fue a un río cercano. Las voces le gritaban que lo hiciera. Pero mirando a las oscuras aguas, no se vio capaz. Poco después llegaron enfermeros del hospital y le llevaron de vuelta.
Marion Scott recibió la nota el 21 e inmediatamente llamó al hospital. El personal le dijo que no se preocupara y que la situación estaba controlada. Haines fue a visitarle y fue una gran ayuda para Gurney. Esto le hizo volver a Edward Thomas, una mente también torturada y que tampoco había sido capaz de quitarse la vida. Mientras Ivor iba aceptando de nuevo la perspectiva de vivir, volvió a la música. Creó canciones en base a poemas de Thomas y siguió escribiendo poesía.
Scott también hizo una visita y se aseguró de conseguir que se prestara especial atención a Ivor. Y sus amigos se pusieron a buscar a dónde trasladarlo ya que veían el horror que era Warrington. Tras mirar diversas opciones finalmente se tomó la decisión de trasladarlo al Hospital de Guerra de Napsbury, en St Albans, a donde llegó el 24 de julio de 1918. Las mejoras en entorno y tratamiento fueron notables. Se le permitía salir y trabajar en el huerto cuando el tiempo lo permitía. El trabajo físico y al aire libre demostró ser una gran medicina y los doctores acabaron permitiéndole incluso salir y visitar la magnífica catedral de St Albans.
En septiembre, primer aniversario de su encuentro con Annie, Ivor le envió un ejemplar de la antología Poems of Today. No se sabe si Annie llegó a contestarle, aunque sí que Ivor siguió insistiendo en contactarla durante los años 20. Ivor no podía saber que en los 20 había emigrado a Massachussets tras casarse en 1919 con otro paciente. Seguramente no consideró adecuado contactarle, pero Ivor tuvo que significar algo para ella porque a su muerte entre sus efectos se encontró el libro de poesía y una partitura de The Western Playland, una canción que Ivor escribió años después dedicada a ella.
La mejora de Gurney llevó a que a primeros de octubre de 1918 se le considerara curado y que podía ser desmovilizado. El alivio para sus amigos y él fue considerable, pensaban así por tanto que se trataba de una condición pasajera. Eso sí, solo se le concedió una pensión de 12 chelines a la semana ya que se consideraba que la inestabilidad mental había tenido precedentes antes de la guerra.
Gurney volvió a casa a lo que debió ser una extraña reunión familiar. Ivor había asegurado al personal de Napsbury que en casa podrían atenderle, pero su padre seguía en un estado muy delicado y ya sabemos la relación que tenía con su madre. Al menos tenía como aliada a su hermana pequeña Dorothy. Pero al poco de volver a casa escribió a otra institución, King’s Weston, para saber si podía ser ingresado. Dos días después de llegar a casa se presentó en la oficina de Haines, muy alterado. Haines decidió llevárselo a pasear, a pesar de la lluvia torrencial, y tras horas caminando Ivor pareció calmarse.
El 11 de noviembre al menos llegaría una alegría, para él y para todos. Comenzaba el armisticio y terminaba la guerra. Ivor tenía la esperanza de que podría volver al Royal College y a la vida anterior y esto le empujó para seguir adelante.
Durante la guerra Marion Scott no había sido la única receptora de cartas de Gurney. También mantuvo un constante contacto epistolar con la novelista Ethel Voynich. Y ahora Ethel le invitó a pasar la navidad de 1918 con ella, amigos y familiares en Zennor, Cornualles. Disfrutaron de una suntuosa cena de Nochebuena en un hotel. Qué lejos quedaba ya el café con leche y el bacon cocinado en una lata. El ambiente jovial y el impresionante paisaje de Cornualles ayudaron mucho a Ivor.
El 16 de enero de 1919 Ivor estaba de vuelta en Londres, en su nuevo alojamiento en Sterndale Road, West Kensington. En las trincheras había imaginado su vida a la vuelta, pasando el rato en pubs y charlando. La realidad con apenas dinero en una zona muy degradada de Londres era otra.
El Royal College tenía nueva dirección en la persona de Hugh Allen. Desgraciadamente el director Parry había muerto un mes antes del fin de la guerra, sin poder ver su final y el fin del sufrimiento de sus alumnos que tanto le había angustiado. La muerte de Parry no era la única sombra en la institución. Treinta y ocho de sus alumnos habían perecido en la guerra. Pero Gurney había conseguido regresar. ¿Podría ahora componer las sinfonías y grandes obras que siempre tenía pensadas?
Mientras tanto Sidgwick y Jackson habían aceptado su segunda recopilación de poemas, War’s Embers. El 25 de febrero ya estaba corrigiendo las pruebas. War’s Embers continúa el trabajo de Severn and Somme, creando neologismos y yuxtaposiciones que sorprenden.
La otra gran noticia había sido la vuelta a casa por fin de Harvey desde el campo de prisioneros alemán. Aún se estaba recuperando, pero estaba lo suficientemente bien como pasarse días con Ivor paseando y charlando. Juntos decidieron escoger algunos poemas de Harvey para un nuevo ciclo de canciones, comenzando por la adaptación que ya había hecho de In Flanders durante la guerra. Estrenaron el ciclo apenas una semana después en una lectura de poemas que hizo Harvey en Stroud.
El siguiente trabajo de Gurney fue componer una sonata para violín. Quizás el interés de volver a escribir para violín fue la trágica muerte el 3 de marzo de Margaret Hunt, víctima de la gripe española. Ivor pasó muchos días en casa de las Hunt para acompañar a Margaret y apoyar a Emily, componiendo allí también una canción para el poema de Edward Thomas Lights Out, en el que el poeta habla de la muerte como un destino inevitable.
I have come to the borders of sleep,
The unfathomable deep
Forest where all must lose
Their way, however straight,
Or winding, soon or late;
They cannot choose.
Gurney apenas había pisado el College desde enero, pero sentía que podía manejar esta vuelta a su anterior vida. Trabajó en una sinfonía que se ha perdido y en A Gloucester Rhapsody, un canto a la tierra que había nutrido su mente mientras estaba en las trincheras. Y otro golpe vendría en esta primavera en la que Ivor se estaba restableciendo: el 10 de mayo fallecía su padre. Nueve días después del funeral el ambiente en casa era irrespirable. Florence era inconsolable y estaba convencida de que el negocio se hundiría, a pesar de que su hijo Ronald había tomado las riendas con éxito. Ivor no pudo soportarlo más y volvió a Londres. Allí Ivor afrontaría sus dos pérdidas componiendo una canción para Reconciliation, de Walt Whitman, un poema que expresa la esperanza de volver a comenzar y una canción compuesta en el momento en el que centenares de miles de personas esperaban volver a empezar.
En junio volvió al piano y en agosto de vacaciones con Harvey compuso su primer preludio. Septiembre lo pasó entre casa de Harvey y la casa de los Chapman, y compuso cinco preludios más que acabarían siendo un gran éxito al año siguiente, además de siete canciones basadas en poemas de Safo.
Al volver al colegio en otoño de 1919 se encontró con la sorpresa de quién sería su nuevo tutor: Ralph Vaughan Williams. Gurney por fin tenía un maestro que simpatizaba con su estilo e ideas. Durante el otoño Gurney se dedicó a componer poemas de autores georgianos, volviendo sobre todo a Masefield. En medio de este “otoño georgiano” Harvey y Gurney fueron invitados precisamente a un almuerzo en casa de Masefield, que se convirtió en una recepción de Gurney ya que también acudieron Robert Graves, Robert Nichols y Robert Bridges. Gurney pudo tocar algunas de sus canciones mientras Harvey las cantaba. Masefield quedó encantado con Captain Stratton’s Fancy pero no tanto con By a Bierside, algo que dolió a Ivor teniendo en cuenta el éxito que había sido y lo que apreciaba la canción.
Ese otoño y con la ayuda de Vaughan Williams Gurney compuso otro ciclo, Ludlow and Teme, para tenor, cuarteto y piano. Son siete poemas de Housman que tratan de reflexionar sobre las consecuencias emocionales de la guerra e intentando unir belleza y violencia a través del sonido. Siguió trabajando en la obra durante la navidad de 1919 en casa de los Chapman y en marzo estaba lista para su estreno en casa de Marion Scott. Los asistentes consideraron la obra un éxito y hubo que llevar a rastras a un avergonzado Ivor a recibir los aplausos del público.
Mientras tanto había compuesto otra obra, On Wenlock Edge y en mayo de 1920 se puso a trabajar de nuevo con poemas de Housman para componer The Western Playland, que se estrenó el 26 de noviembre de 1920 en el Royal College en la solemne y sombría ceremonia que se organizó para conmemorar a los caídos del Royal College durante la guerra, con Ivor inusualmente dirigiendo la orquesta.
1920 debería haber sido el año de Gurney para consolidarse pero pronto empezó a quedarse atrás. Empezó a pasar cada vez menos tiempo en el Royal College. Ivor vio que sólo podía soportar la vida en Londres y el College si se podía escapar de vez en cuando. Los viejos síntomas empezaron a aparecer esta vez manifestados en trastornos en la alimentación. A veces se atiborraba de pasteles, a veces ayunaba durante días.
Buscando un refugio en mayo de 1920 alquiló una casa en Cold Slad. Estaba cerca de conseguir sus sueños, pero apartarse de Londres en este momento no iba a permitirle conseguirlos. Pero sabía que estaba luchando contra una enfermedad que no entendía y que le había llevado al borde del suicidio. Necesitaba paz. Y aquí es donde acabaría el trabajo en The Western Playland.
No estaba del todo aislado. Cuando necesitaba compañía y hogar, podía ir a casa de los Harvey, donde además había un piano para poder completar su trabajo. También daba largos paseos nocturnos y la familia Harvey se acostumbró a dejar una ventana abierta para que pudiera entrar y salir a su gusto. También de vez en cuando se alojó con los Chapman, aunque acabaron perdiendo la paciencia con él, sobre todo cuando una mañana se encontraron a Ivor durmiendo en el sofá tapado con el abrigo del padre y rodeado de migas de una caja entera de galletas. Se había colado en la casa durante la noche.
Tras trabajar en canciones para varios poemas georgianos, ahora abordó la poesía del grupo de los isabelinos, usando poemas de Thomas Campion. Y comenzó a centrarse en los poetas de la Guerra, comenzando por una adaptación de Everyone Sang de Siegfried Sassoon. Su estatus en el mundo literario y musical comenzó a aumentar y esto le llevó a relacionarse con el mítico Harold Monro, el propietario de The Poetry Bookshop que había sido tan importante también para Wilfred Owen. Durante el otoño e invierno cultivó estos contactos con Edmund Blunden, John Freeman y W. W. Gibson, además de Scott Moncrief, otra relación que fue importante con Wilfred Owen.
A principios de 1921 Ivor tanteó la opción de escribir música ligera con el fin de experimentar y conseguir algo de dinero. En base a poemas de Harvey escribió varias canciones que decidió firmar con seudónimo temiendo que pudieran dañar su reputación ante el mundo de la música formal. A continuación escribió unas cuantas canciones ligeras más en base Nursery Rhymes of New York City de Louis How. Finalmente nunca fueron publicadas. Por contra, Ludley and Teme se convirtió en un éxito de crítica y público.
Finalmente, tras dieciocho semestres, el Royal College y Gurney llegaron al acuerdo de que no podía continuar. Lo dejó formalmente en el verano de 1921 aunque llevaba meses sin presentarse. Ciertamente el College le había ayudado a convertirse en un compositor, pero lo dejaba sin una graduación formal ni título.
De vuelta a Gloucester la perspectiva de estar en casa no era muy buena, ni para Ivor, ni para Ronald ni para su madre. La otra opción era la casa de Harvey, pero desde que se había casado y tenido una niña la relación ya no podía ser la misma ni los hábitos excéntricos de Ivor podían continuar. Emily Hunt era demasiado respetable para convivir con ella y Haines no ofreció alojamiento. Finalmente vino el golpe de suerte con su tía Marie, que vivía en Longford en una tranquila casa. Esta tranquilidad permitió a Gurney trabajar a buen ritmo.
Pero seguía faltando el dinero y había enormes dificultades para encontrar empleo con tanto paro tras el fin de la guerra. Ese verano consiguió un trabajo en una nave frigorífica de carne en Londres. No duró mucho tiempo y en breve volvió con su tía. En otoño probó suerte con escribir reseñas literarias y en diciembre un trabajo de organista en un cine, donde duró solo dos semanas. Consiguió otro trabajo igual en un cine en Bude, Cornualles, pero aquí apenas fue una semana. En todo este tiempo al menos había compuesto canciones basadas en poemas de Edward Thomas y Rupert Brooke y decidió enviárselas al editor Eddie Marsh. Marsh decidió ofrecerle una ayuda económica.
CONTINUARÁ