Una noche de 1913 un anciano negro llamado Robert Smalls se dirigió a la cárcel de su ciudad, Beaufort, Carolina del Sur. Ese mismo día el sheriff de Beaufort había detenido a dos jóvenes negros que habían asesinado a un policía que buscaba contrabandistas de alcohol y un grupo de blancos se dirigía a la cárcel dispuestos a lincharlos. Al llegar a la cárcel Smalls le dio un mensaje contundente al sheriff y al alcalde: o paraban el linchamiento o esa misma noche se encargaría de que Beaufort ardiera por los cuatro costados. El linchamiento se detuvo y días más tarde los jóvenes fueron juzgados y condenados a muerte, para satisfacción de Smalls, que lo único que quería era que se hiciera justicia correctamente.
Fue el último acto público de un gran líder comunitario que nacido en la esclavitud había vivido una vida increíble, hasta el punto de conseguir por si mismo la libertad.
Robert Smalls nació en 1839, hijo de la esclava Lydia Polite y de padre desconocido. Este hecho y otros aspectos de su vida sugieren que seguramente el padre fue el amo de Lydia, Henry McLee. Lydia era niñera pero había crecido en una plantación, así que temía que esta vida más acomodada hiciera que Robert no conociera la cruda realidad y pidió que Robert trabajara en los campos.
Las intenciones pedagógicas no salieron bien. Robert ya desde niño tenía una personalidad firme, así que ver los campos de algodón y los látigos, en lugar de hacerle someterse, le llevó a convertirse en un rebelde que sufrió numerosos castigos. Visto el error, Lydia pidió a McLee que enviara a Robert a Charleston a trabajar cuando cumplió 12 años y como tantos otros esclavos hizo multitud de trabajos quedándose un dólar de su sueldo semanal y enviando el resto a su amo.
Robert podría haber llevado la vida de tantos otros esclavos y haber permanecido para siempre en el anonimato, pero amaba el mar y se las arregló para conseguir trabajos en el puerto de Charleston hasta acabar trabajando de timonel. Este trabajo que le llevó a conocer la bahía de Charleston como la palma de su mano le convertiría en una figura histórica.
Smalls se casó en 1856 con Hannah Jones, una esclava que trabajaba de sirvienta en un hotel. Robert y Hannah tuvieron dos hijos que se sumaron a los dos que ya tenía Hannah y Robert empezó a hacer planes para conseguir un día ser una familia normal: ahorrar dinero para comprar la libertad de todos, un total de 800 dólares (23 mil dólares hoy en día). Años de esfuerzos solo consiguieron que Robert ahorrara 100 dólares. Pero Robert le juró a Hannah que conseguirían ser libres.
Pocos años después un acontecimiento a las puertas de su casa cambiaría su vida y la de millones de esclavos para siempre. El 12 de abril de 1861 cañones de la milicia de Carolina del Sur abrían fuego sobre Fort Sumter, un fuerte del Ejército de Estados Unidos que defendía la boca de la bahía de Charleston. Con esta batalla se iniciaba la Guerra de Secesión.
En otoño de ese año Robert fue reclutado para trabajar de timonel del CSS Planter, un carguero armado que tenía como cometido transportar tropas y suministros y poner minas. Misión tras misión, Robert empezó a pensar en un plan para conseguir la libertad, que estaba tan lejos y tan cerca. A tan solo siete millas de la bahía de Charleston, fuertemente vigilada y repleta de cañones y fuertes, se encontraba la línea de barcos de la Unión que la bloqueaba. Robert le comunicó sus planes a sus compañeros de tripulación y se prepararon para la primera oportunidad de llevarlo a cabo.
El 12 de mayo de 1862 el CSS Planter cargó varios cañones de un fuerte desmantelado en Coles Island. Al volver a Charleston, se cargó munición y otros materiales, ya que el plan era trasladar todo a otro fuerte. Terminados los trabajos, los oficiales del barco, contraviniendo el reglamento y por la total confianza que tenían en Smalls, desembarcaron para pasar la noche en tierra. Mientras tanto, la familia de Smalls y algunos amigos se colaron en el barco. A las 3 de la mañana Smalls se puso el uniforme y el sombrero del capitán y el CSS Planter zarpó rumbo a la línea de la Armada de la Unión.
Mientras tanto en la línea federal saltaron todas las alarmas a bordo del USS Onward. Un barco confederado se dirigía directo a ellos. Suponiendo que trataría de embestirlos, los cañones del Onward se preparaban para disparar cuando justo salió el Sol:
“Y mientras se preparaba el cañón nº 3 de babor, alguien gritó, ‘veo algo que parece una bandera blanca’. Y ciertamente algo había ondeando en el vapor que con agua y jabón habría resultado ser blanco. Mientras se aproximaba, buscamos en vano algún hombre blanco. Al ver que no íbamos a disparar, salió en estampida a cubierta un grupo de negros, algunos bailando, otros cantando y otros mirando hacia Fort Sumter y profiriendo todo tipo de maldiciones. Al ponerse al costado del Onward uno de los hombres negros dio un paso al frente, se quitó el sombrero y gritó: ‘¡Buenos días, señor! ¡Le he traído unos cañones que antes eran de Estados Unidos, señor!’ “.
Robert Smalls había conseguido así al fin liberar a su familia, pero además entregando como bien decía unos cuantos cañones, un barco, el libro de contraseñas del capitán, mapas y sobre todo unos excelentes conocimientos de la bahía de Charleston que resultarían cruciales para la Armada de la Unión.
De hecho la primera acción de Robert fue entrevistarse con el comandante de la flota de bloqueo, Du Pont e informarle del desmantelamiento de los cañones de Coles Island. el 20 de mayo la Unión ocupaba la isla sin un solo tiro, usándola de base hasta el final de la guerra.
Smalls se convirtió en una celebridad en la prensa del Norte. El Congreso otorgó a toda la tripulación un premio por el valor del barco más los cañones. En agosto de 1862 Robert viajó a Washington junto con el reverendo metodista Mansfield French con el propósito de convencer al Gobierno de reclutar a soldados negros. Tras diversas reticencias, el Secretario de Guerra, Edward Stanton, firmó una orden por la cual se reclutó a 5000 hombres negros para luchar, aunque en regimientos segregados.
Mientras tanto, Robert se puso también al servicio de la Armada como piloto, tanto del Planter como de otros barcos. El 7 de abril de 1863 participó como piloto del USS Keokuk en un ataque a Fort Sumter.
Robert había visto de todas formas con su visita a Washington que combatir no era suficiente. Tenía madera de político y pensaba ponerse al servicio de su comunidad. Así, fue elegido delegado para la Convención Republicana de 1864. Además viajó a Philadelphia para recaudar fondos para la alfabetización de esclavos liberados. En su estancia en Philadelphia, en un viaje en tranvía con un compañero blanco de la Armada se instó a Smalls a ceder el asiento a un blanco. De nada sirvió el servicio de Smalls por su país. Seguía siendo un negro. En lugar de cederlo, Smalls se bajó del tranvía. Tres años más tarde, esta humillación a un veterano se citaría en la aprobación de la ley que acabó con la segregación del transporte público en Philadelphia.
El 9 de abril de 1865 Robert E. Lee se rendía en Appomatox y se ponía fin a la guerra. Robert Smalls volvió con el Planter a Charleston para la ceremonia de izado de la bandera de Estados Unidos en el lugar donde había comenzado la guerra.
En junio de 1865 Smalls fue desmovilizado. Pero la lucha no había hecho más que empezar.
Continuará.