Pittsburgh es una ciudad en la confluencia de los ríos Allegheny y Monongahela en la que se forma el río Ohio, famosa por su pasado industrial y que ha sabido reconvertirse en una ciudad universitaria y de servicios bastante agradable para los estándares americanos. Y que queda bien de escenario, por eso sale en Batman, en The Last of Us…
La recomendación gastronómica de la que vamos a hablar hoy es una pizzería de la que no recuerdo el nombre. Y que tampoco tengo ubicada porque ya sabéis lo que pasa cuando te llevan en coche de un lado a otro en una ciudad desconocida, que no te orientas. Y no ayuda el hecho de que Pittsburgh, no sé si lo había dicho, esté en la confluencia de los ríos Allegheny y Monongahela en la que se forma el río Ohio, ya que llega un momento en que no sabes qué río has cruzado por el puente que acabas de dejar atrás. El hecho de haber estado allí hace ya 9 nueve años tampoco ayuda.
Aprovechando que allí hice una foto de lo consumido, he tirado de la ubicación registrada de la foto, y este es el resultado
Y si nos vamos al Street View, este es el resultado
No tiene mucha pinta que este sea el sitio. Me falla la memoria, pero recuerdo que había paredes y techo, y mesas y sillas. Podría ser que la localización de los móviles de hace diez años no fuera tan potente. Pero el caso es que he ampliado la búsqueda a varias calles alrededor, y ya no es que no salga una pizzería, es que no sale ningún restaurante.
También cabe la posibilidad de que la pizzería haya acabado destruida en un incendio, cuando veamos el producto estrella se entenderá esta posibilidad.
¿Y cuál es el producto estrella? La pizza de pepperoni
La calidad de la foto es mala (repito, un móvil de hace diez años), pero se pueden apreciar detalles importantes. El primero que como digo, es o era un local, con paredes, mesas y sillas, no un solar abandonado. El segundo, las dimensiones del producto. Y el tercero, ese líquido naranja, que es la grasa que rezumaba la pizza, fútilmente frenada con una servilleta de papel, y que es lo que me hace sospechar de la posibilidad de que el local acabara pasto de las llamas un día que la grasa cayó sobre un fuego.
A ver. Reconozcamos que estaba buena, eso sin duda. Que es una cosa que hay que probar una vez en la vida, cierto también (si encuentras el sitio, claro). Que fue lo único bueno de un día de mierda de una de las peores semanas de mi vida, también. Y que si no os convence, seguramente hay (o había) más variedades de pizza, sin duda, aunque desconozco los niveles de grasa.
Pero realmente no os puedo dar más datos. Si alguien quiere encontrar el local, cedo amablemente la foto para poder hacer un “¿reconocen esta pizza?”. Suerte.