Esta guía gastronómica siempre ha tenido una clara finalidad: ser absolutamente inútil. Y así pues, hoy rizaremos el rizo y no hablaremos de un sitio del que desconocemos la ubicación. Hablaremos de un sitio que ya no existe.
Hace años, en ese continuo que es Andorra la Vella y Escaldes, subiendo subiendo y saliendo de la comercial avenida principal, se llegaba a este lugar.
Y aquí, donde está este Snack Bar Cuco (o quizás ya tampoco, porque la foto es de 2014, que Google según qué sitios se lo toma con calma), había un restaurante portugués.
Y cuando digo portugués, lo digo con todas las letras. Propietario portugués, parroquianos de la numerosa población portuguesa de Andorra, y platos típicos portugueses. Y servidos a la manera de siempre de allí, con esas encantadoras bandejas viejunas plateadas donde te viene todo junto: el lomo de cerdo con arroz y patatas. O el bacalao con patatas y arroz. Etcétera.
Cumplía además otra de las cuestiones que se valoran mucho en esta guía gastronómica: que podías estar allí tranquilamente sin que te dieran conversación. El dueño era lacónico, tanto por carácter como por fisiología, porque el pobre hombre, tal como respiraba y lo tocada que tenía la voz, tenía pinta de tener algún problema de bronquios. Así que llegabas allí, pedías lo tuyo, el hombre se ponía a preparártelo o rematar lo que quedara por preparar de tu plato (sí, porque por supuesto, tanto servía como cocinaba), comías y te ibas.
Años después volví a subir hasta aquí todo ilusionado y… ya no era el restaurante portugués. Dado el estado de salud del dueño, imagino que le tocó jubilarse. Espero que solo fuera eso y ahora esté tranquilamente disfrutando de la vida o en Andorra o de vuelta en Portugal. Se le echa mucho de menos, señor como se llamara, aunque en un total de diez o doce visitas quizás no cruzamos más de trescientas palabras.
Hay quizás así una lección de vida en esta gastronota. Todo pasa, todo queda, pero lo nuestro es pasar. Este restaurante pasó y no tengo ni fotos ni nada (la era pre-smartphones). Solo queda mi recuerdo y cuando yo desaparezca, este restaurante desaparecerá para siempre. Sic transit gloria mundi, etc. Y ahora me ha entrado hambre y quiero un plato portugués auténtico y no tengo donde ir.